LA PATRIA | RISARALDA
Dos hechos confirmaron la preocupación de los risaraldenses, con respecto a la inseguridad que vive este municipio caldense. El primero, el homicidio, en pleno centro del casco urbano, de Álvaro Andrés Castañeda Espinosa, de 19 años, quien recibió un disparo en el abdomen. El segundo, el atentado con granada contra una patrulla de Policía que milagrosamente no dejó muertos ni heridos.
Estas acciones tienen asustados a los habitantes, que temen que algo peor suceda. Por eso, el Concejo Municipal, en cabeza de su presidenta, Marta Sánchez, envió una carta a la Gobernación de Caldas pidiendo ayuda para mejorar la seguridad.
Hoy, a las 2:30 de la tarde, se reunirán en consejo de seguridad las autoridades policiales y gubernamentales, entre ellos el comandante de la Policía de Caldas, coronel Luis Alberto Gómez Luna, y el secretario de Gobierno de Caldas, Carlos Alberto Piedrahíta.
De repente
Hasta hace un mes, las cosas en este municipio del occidente caldense eran tranquilas. En un pueblo de unas 15 cuadras, presumían sus habitantes, no se debería sentir miedo. Los dos hechos mencionados acabaron con esa paz.
El concejal Juan Carlos Rave, quien desde el 2012 ha denunciado casos similares en la corporación, achaca el problema actual al tráfico de drogas en el municipio.
Rave afirma que desde hace seis meses sufren de ese flagelo. Agrega además que su cercanía con Arauca hace que en la vía que comunica al municipio con ese corregimiento de Palestina sea tradicional la incautación de cargamentos pequeños de estupefacientes.
De lo mismo se queja la comunidad. Una vecina, bajo reserva de identidad, critica que no hay pie de fuerza para luchar en contra de ese crimen. "Los cogen y cuando ven que no tienen tanta droga, los vuelven a soltar", dice. Ella relaciona ese delito con dos robos que hubo recientemente en su vecindario, donde delincuentes se metieron a dos casas y robaron algunas pertenencias y mercado. De este último hecho, la estación de Policía de Risaralda no recibió ninguna denuncia. Sin embargo, la comunidad sí dice haber llamado a las autoridades.
Algunos aseguran que el barrio Pío XII es el foco de los problemas, pero sus habitantes y el mismo concejal afirman: "Es un barrio de gente humilde, pobre, pero buena".
Fue en ese lugar en donde estalló la granada dirigida contra una patrulla de la Policía, que hacía ronda por el barrio. El artefacto iba directo al platón del carro, pero golpeó su parte derecha, rodó por la calle y explotó. En el hecho no hubo heridos.
Antes de que la situación empeorara, en Risaralda había nueve policías que se dividían en tres turnos. Es decir, estaban disponibles solo tres uniformados para atender los llamados.
El concejal Rave asegura que eso pudo afectar el desenlace de la madrugada del 14 de abril, cuando murió Castañeda Espinosa, pues había dos lugares que necesitaban atención, uno a las afueras y otro en el centro, sitio del homicidio.
Después de los hechos, llegaron refuerzos policiales a colaborar para recuperar la confianza de la ciudadanía. Son 14 los uniformados que hoy están a disposición de la comunidad en Risaralda.
Sin embargo, no tienen en dónde trabajar. La estación no funciona hace dos años. En el lugar en el que estaba, ahora solo hay maleza y ruinas.
Desde el Concejo, asegura Rave, "han movido cielo y tierra para recuperarla, sin éxito". Los policías tienen que dormir en casas de familia o en la estación de Bomberos, que les alquiló un lugar mientras superan la situación. Por ahora, el centro de operaciones es en una pequeña oficina dispuesta en la Alcaldía.
Carlos Alberto Piedrahíta, secretario de Gobierno del departamento, espera que a finales de mayo ya se tengan los diseños definitivos del comando de Policía de Risaralda. Su construcción estaría avaluada en $1.600 millones. Al secretario le preocupa que ese terreno no tiene aún la viabilidad jurídica y técnica: "Ese bien fue invadido por particulares, por eso no se puede construir ahí hasta que todos los documentos estén listos y sea todo bajo la legalidad".
Sus habitantes desean que los reconozcan como siempre: La Colina del Viento. No por hechos de inseguridad.
*25 de enero: Angie Paola Poveda murió en el barrio Pío XII por heridas de arma blanca. Su expareja decidió matarla frente a sus hijos porque no aceptó que tuviera una nueva pareja. El hombre llegó a la casa, tumbó la puerta de la casa y la apuñaló en tres ocasiones. Huyó del lugar y fue capturado cuando intentaba viajar a Arauca (Palestina).
*14 de abril: En pleno cierre de establecimientos comerciales, en la madrugada, asesinaron a Álvaro Andrés Castañeda Espinosa, de 19 años. El consumo de licor alteró los ánimos de quienes departían en ese sector del centro del municipio. Empezaron a pelear con armas blancas hasta que un disparo fue a dar al abdomen del hoy fallecido, que residía en el barrio Pío XII. Inicialmente lo atendieron en el hospital local, pero debido a la gravedad de la herida lo remitieron al San Marcos, de Chinchiná, donde falleció. Ese día hubo dos heridos más.
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