LA PATRIA | MANIZALES
Familiares y allegados del menor asesinado en la madrugada del 12 de enero en Manizales, y del presunto homicida, llegaron ayer a la sede de los juzgados penales municipales de Manizales, en San José.
El fiscal que imputó cargos solicitó al juez de garantías que regulara el ingreso de asistentes a la sala a solo dos familiares por víctima y señalado. Esto porque la situación ha sido tensa desde que ocurrió el asesinato.
El representante del ente investigador manifestó que la medida era necesaria para preservar el orden mientras se desarrollaban las audiencias. El juez accedió.
Luego, de forma breve, pero sustentada, pidió que se legalizara la captura del presunto agresor, de 18 años. Si bien este se presentó voluntariamente ante las autoridades el martes, a las 11:15 a.m. para ese momento se contaba con la orden judicial para aprehenderlo. Nadie se opuso a la legalidad de la detención y el juez la aprobó.
Los hechos
En la segunda parte de la audiencia, la Fiscalía expuso los hechos previos y posteriores a la muerte de Brayan Steven Osorio López, de 17 años. La compañera sentimental, en entrevista con los investigadores, contó que esa misma noche el hoy occiso le mostró al presunto victimario y dijo “somos liebres”, es decir, enemigos.
Todo esto sucedía en el barrio Chipre, en donde el menor de edad le ayudó a su mamá a vender cerveza durante la Feria. Según las investigaciones, en varias ocasiones se vio retado por el otro: “¿cuándo nos vamos a dar?”, le decía.
A las 12:00 de la noche el adolescente y su compañera caminaban por donde se encuentran los puestos de helados.
En ese momento se le acercó el otro, en compañía de dos más. Uno le dio una navaja y el adolescente exhibió una patecabra. Varios testigos, sobre todo los que atienden los puestos de helados, declararon que entre los dos se hicieron varios lances.
En el enfrentamiento el menor recibió una puñalada en el tórax, que penetró hasta el pulmón y le afectó la aorta. Ya no hubo más pelea. Mientra el joven huyó, al herido lo llevaron al Hospital Santa Sofía, pero murió debido a la gravedad de su estado.
Tras esta narración, que fue seguida con atención por el indiciado, le explicó que todo apuntaba que se trataba de un homicidio y que la pena mínima era de 17 años y 4 meses de prisión, en este caso sin rebajas por tratarse la víctima de un menor de edad. El imputado no aceptó.
Fronteras invisibles
La compañera sentimental de la víctima reconoció que en el sector donde residen hay una lucha por fronteras invisibles, pero no especificó el por qué. Los implicados viven en El Carmen y Jesús de la Buena Esperanza.
Combos
El fiscal a cargo del caso señaló que la muerte del adolescente se debió a la guerra de combos.
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