Foto | Cortesía | LA PATRIA
Todo apunta a que el señalado por los homicidios en Samaná le vendía sus servicios como sicario al comercializador de estupefacientes y que así lo hacía con otros, pues tiene abiertas más investigaciones por homicidio en Antioquia.
LA PATRIA | Manizales
Las pistas que permitieron resolver la muerte de Ducardo Valencia Escobar, en zona rural de Samaná, también sirvieron para esclarecer los hechos en los que murieron asesinados Héctor Bedoya Arias y Leopoldo Sepúlveda Flórez.
Los tres casos se dieron entre el 30 de agosto y el 1º de septiembre del 2018. En el municipio se habló con insistencia de una posible "limpieza", pero la Sijín de Caldas indicó que los sucesos están relacionados con tráfico de estupefacientes.
Se recuerda que en este caso la Policía ubicó al presunto autor de los tres homicidios, como lo publicó LA PATRIA en su edición del pasado martes.
Hasta ayer alias Soldado no había sido notificado de la orden de captura porque se encuentra en una unidad de cuidados intensivos de La Ceja (Antioquia), a causa de un atentado en Argelia, municipio del mismo departamento. En el hecho, ocurrido el pasado sábado, murió otro hombre que se encontraba con el sindicado.
El líder de la investigación señaló que en las averiguaciones conocieron que en el municipio donde ocurrió el atentado alias Soldado mantenía contacto con un hombre conocido como Rubén, quien se dedica a la distribución de estupefacientes.
Iba de pasajero
Las principales pistas sobre la identidad de alias Soldado y su presunta autoría en los asesinatos se encontraron al revisar en cámaras de vigilancia del casco urbano de Samaná.
El 30 de septiembre pasado, Ducardo, conocido como Mundo malo, abordó un yip de servicio público. Luego de observar en las grabaciones a varios pasajeros, llamó la atención que en los momentos previos a la salida del transporte, Soldado se encontró con otro hombre, consumidor de estupefacientes, y se cruzaron algunas palabras.
Las indagaciones llevaron a los investigadores a establecer el nombre del presunto asesino y supieron que había prestado servicio militar en la Fuerza Aérea. Luego se hicieron búsquedas en bases de datos y redes sociales, hasta que hallaron unas fotos publicadas en internet.
Testigos del homicidio que vieron la foto lo reconocieron. Así se logró que un juez con función de control de garantías dictara la orden de captura.
La vinculación con los otros dos homicidios se dio al cotejar los casquillos o vainillas encontradas en las escenas de los crímenes. Se determinó que las otras víctimas también presentaron disparos producidos con la misma pistola calibre nueve milímetros.
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