LA PATRIA | MANIZALES
Durante una requisa de rutina, el pasado domingo en Pensilvania, la Policía le exigió los documentos a un hombre. Al verificar sus antecedentes, los uniformados encontraron que lo solicitaba un juzgado de ejecución de penas y medidas de seguridad, para que pague cinco años de prisión por intento de homicidio.
Morocho, como lo conocen, gozaba del beneficio de casa por cárcel, en Manizales. Transitaba por el sector de la Plaza de Ferias, en la salida a Manzanares, cuando lo detuvieron. Podrían enviarlo a la cárcel por incumplir con su obligación.
Delito y preacuerdo
El 23 de mayo del 2016, en una olla de vicio ubicada en el barrio Pío XII de Manizales, un hombre intentó atacar con revólver a un joven, pero se le encasquilló. Luego sacó un changón y le disparó a la cara. A la víctima lo alcanzaron a trasladar a un hospital, le salvaron la vida, pero perdió un ojo.
Este y un testigo señalaron a Morocho, quien negó lo ocurrido cuando lo capturaron, hasta la audiencia de formulación de acusación. Posteriormente, su abogado Germán Sarasty realizó un preacuerdo con la Fiscalía. Lo avaló un juez y obtuvo para su defendido el beneficio de detención domiciliaria.
El condenado alegó que no fue el responsable, pero prefería aceptar por temor de perder en un juicio y obtener una pena más alta. Su defensa se basó en que el atacante iba encapuchado y que solo lo reconocieron por tener una estatura similar.
Morocho, de un combo del sector, y su víctima sostenían una disputa a muerte, según testigos. Tenían rencillas desde tiempo atrás e integrantes de la banda del hoy condenado se enfrentaron con otros que se dedicaban a robarles a quienes residían en Pío XII, los golpeaban y los obligaban a irse del barrio.
En una ocasión, el hombre que perdió el ojo atacó a Morocho a bala, pero este resultó ileso. Este sujeto fue víctima de otros atentados con arma blanca y de fuego, pues lo consideraban como un "problema de seguridad" en el sector, pese a que sus adversarios tampoco contaban de buena reputación.
Desplazado
Morocho es desplazado por la violencia, perdió a sus padres a manos de las Farc en Pensilvania, de donde es natural. Se instaló en Manizales, en donde pagó otra condena de 10 meses por hurto, también en su vivienda.
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