El Tribunal Administrativo de Caldas resolvió a favor del abogado José Fernando Cubides Gómez una demanda de reparación, que obliga a la Fiscalía General de la Nación a pagar por los daños causados tras capturar y someter al profesional a una detención de 6 meses y 20 días en el 2006.
LA PATRIA habló con el penalista, actualmente dedicado al derecho privado. Dejó de litigar en penal por desconfianza. El abogado estuvo en vía de ser extraditado a los Estados Unidos, hasta que la Fiscalía aceptó su error y lo dejó en libertad.
¿Cuándo se notificó del fallo?
El pasado 30 de septiembre salió la notificación en la cual se informa públicamente que la Fiscalía General de la Nación fue condenada por los perjuicios que me fueron causados en un largo trámite procesal de cinco años. Es un fallo de primera instancia, mediante el cual el Tribunal Administrativo de Caldas emite su concepto luego de unas pruebas y una profunda investigación en la cual se dio cuenta que yo nada tenía que ver con los hechos por los que en el 2006 me imputó la Fiscalía.
¿Sucedió a raíz de la defensa que usted llevó de unas personas?
Para el 2000 y siguientes yo ejercía como abogado y tenía a mi cargo la defensa de varias personas vinculadas al narcotráfico, ninguna era de Caldas. A raíz de esas investigaciones, de las conversaciones con mis clientes, visitas que yo les hacía a ellos a las cárceles, hubo una interceptación de comunicaciones y la Fiscalía malinterpretó mis conversaciones con ellos. En un momento determinado llegó a confundirme a mí como abogado con alguno de los integrantes de esa banda a quien le decían el Doctor o el Tío.
¿Fueron interceptaciones legales a usted como defensor?
Tengo entendido que las interceptaciones a los imputados en ese entonces eran legales. Seguramente la Fiscalía pudo haber tenido permiso o concesión para interceptar mis comunicaciones, pero no tenía ningún derecho a vincularme ni a rotularme como delincuente.
¿Cuánto tiempo padeció la detención?
Es una situación muy desagradable. Un capítulo de la vida que en mi familia hemos tratado de enterrar y no es fácil, porque siempre se revive. Estuve privado de la libertad durante 6 meses y 20 días en la Cárcel de Cómbita. Créame que eso yo no se lo deseo a nadie, a pesar de que el trato fue respetuoso. Yo estaba en un pabellón especial de extraditables, en donde me encontré con los mismos clientes a los que había defendido, algunos solicitados por delitos que ellos cometieron y con los que yo absolutamente nunca tuve que ver.
¿En qué momento determina la Fiscalía que usted no es el personaje con el que fue confundido?
Inicialmente el fiscal General de la Nación decide solicitar mi captura con fines de extradición. En los seguimientos que hace la UNAIM (Unidad Nacional de Interdicción Marítima), que se dedica a la persecución del narcotráfico y del lavado de activos en Colombia, al cabo de cinco meses y medio se dan cuenta de que el Doctor o el Tío es otra persona totalmente diferente a mi. Infortunadamente parece que tenemos una semejanza física y cuando esa persona es capturada surge el milagro de mi libertad.
¿Por qué lo llama milagro?
Lo es. Yo soy un nombre de fe y está indudablemente marcada la mano de Dios. Esa persona sí cometió unos ilícitos en su momento y está respondiendo por ellos. Infortunadamente me tocó a mi (estar preso). Yo deseo de corazón que este tipo de cosas no se repitan en cabeza de ningún abogado ni de ningún colombiano porque eso atenta contra el estado normal de derecho.
¿Lo podría llamar otro falso positivo de la Fiscalía?
En este país se han cometido en nombre de la justicia una cantidad de irregularidades, atentados contra la libertad. Yo no tengo nada en contra de la Fiscalía, esto no es personal contra nadie. Es una denuncia y una muestra de que las instituciones tienen fallas en su interior. Tienen personas que a lo mejor no hacen bien el trabajo. Funcionarios que a la ligera por demostrar resultados, estadística e imagen, atentan contra los derechos. Siempre les guardaré la buena fe.
¿Con que casos recientes puede comparar lo que le sucedió?
He visto casos aberrantes en Colombia, el caso del doctor Sigifredo López (exdiputado del Valle), que fuera de que estuvo secuestrado por las Farc una cantidad de años, después fue sindicado de homicidio y de otros dos o tres delitos más. Eso no es fácil para ninguna persona y es uno de tantos ejemplos que hay en Colombia y a la vez un caso más de que las cosas no son como la Fiscalía dice. Ha habido muchas personas imputadas injustamente solo por el prurito, por la malquerencia, negligencia, inexperiencia o falta de voluntad de algún funcionario.
¿Puede identificar otra razón por la que la Fiscalía incurra en estos errores?
El esquema judicial está invertido. En los 80 y los 90 la Fiscalía era una institución muy joven aún. Se ha preocupado en preparar su gente, con dificultades y se dan estas situaciones. Para la época de estos hechos yo ejercía como abogado en Derecho Penal, pero con mi situación yo no pude volver a confiar en un esquema que se vuelve contra mi. A partir del 2006 no volví a defender a nadie.
¿A qué se dedica desde entonces?
La vida me obligó a cambiar a partir del 2006. Vino la figura amplia de la Defensoría del Pueblo, la persecución del delito en cabeza de quien fuese y muchas personas por ignorancia, por facilismo, por mecanismo llegaron a declararse culpables para no afrontar un juicio donde posiblemente iban a perder. Con todo respeto de mis compañeros penalistas yo considero que las cargas están muy desequilibradas.
¿En contra de quién?
En contra del ciudadano, que de buenas a primeras decide acogerse a sentencia anticipada, no se va a un juicio y no muestra sus pruebas. Entonces les parece mejor optar por una condena corta, a lo mejor con goce de algún beneficio y se quita el problema de encima. Antes de la Ley 600 nosotros discutíamos penalmente en los estrados judiciales y de una eventual condena de 20 a 25 años a un ciudadano, en una audiencia pública podíamos obtener la libertad inmediata. Sin embargo, la gente renunció a su derecho a defenderse.
¿Cuál ha sido la parte más difícil de reconstruir en su vida?
Lo más difícil ha sido luchar contra la estigmatización, porque no es fácil en una ciudad o medio como este, en donde hay tanto comentario, chisgarabís y envidia volver a definirse como persona, sacar la cabeza y la frente en alto para decir "yo no fui", cuando todo un sistema te crucificó. Sin embargo, uno siempre cuenta con gente buena, buenos maestros, compañeros, excelentes clientes, una familia hermosa, entonces bien vale la pena seguir adelante.
Los mas sorprendidos debieron ser sus clientes
Algunos sí se sorprendieron, además de ellos no faltó el que dudó. A los que dudaron los concito a que recojan las malas palabras, expresiones o pensamientos que tuvieron y sea este el momento para agradecer a las personas que siempre creyeron en mi.
Por el momento están corriendo los términos para que la Fiscalía interponga el recurso de apelación, que sería ante el Consejo de Estado.
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mil folios tenía el proceso que revisó el Tribunal Administrativo de Caldas para determinar la condena a la Fiscalía por la privación injusta de la libertad del abogado José Fernando Cubides Gómez.
Los hechos tuvieron su origen cuando el abogado José Fernando Cubides Gómez asumió la defensa de dos personas sindicadas y condenadas de narcotráfico por el Juzgado Primero Penal del Circuito Especializado de Manizales.
El 31 de marzo del 2006, el abogado Cubides Gómez, por solicitud de las autoridades de los EE.UU. fue capturado con fines de extradición y recluido posteriormente en la cárcel de Cómbita. Al cabo de 6 meses y 18 días de reclusión, le revocaron la solicitud de extradición.
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