LA PATRIA | MANIZALES

En el 2018, Hernán Darío Meneses Zapata aparecía en el cartel de los más buscados del Eje Cafetero, en el que había 12 caldenses. Tras su detención y condena por concierto para delinquir agravado y estupefacientes optó por solicitar que le dieran medida de detención domiciliaria como padre cabeza de familia, pero se la negaron en dos instancias. La más reciente, la del Tribunal Superior de Manizales.

Su caso

Entre el 9 de octubre del 2014 y el 19 de enero del 2018, la Policía efectuó un operativo en el que capturaron a varias personas y allanaron unos inmuebles. El objetivo era desarticular la banda de tráfico de estupefacientes transnacional denominada Los Chuchos, dedicada a comercializar sustancias ilícitas en Colombia, España, Estados Unidos y Ecuador, empleando como mecanismo el envío encomiendas por empresas de mensajería.

De ella hacía parte Meneses Zapata. El 28 de enero del 2019 se llevó a cabo un preacuerdo en el que pasó e autor a cómplice, con una pena de 54 meses de prisión.

Su abogado solicitó la concesión de la prisión domiciliaria como cabeza de familia, por lo que el juez determinó oficiar al ICBF para que efectuara el estudio socio-familiar.

“No se le concedió porque era considerado un riesgo para la comunidad, al involucrar conductas graves de competencia de la justicia especializada, con logística lograda a través de una organización criminal que se extendió en el tiempo y traspasó las fronteras nacionales. España era el país donde pretendió seguir viviendo con el auspicio de la administración de justicia, que no tendría los mecanismos directos para verificar y controlar el cumplimiento de los compromisos que representa la prisión domiciliaria”.

Sin documentos

Se indicó que no se aportó el documento que acreditara la enfermedad de la esposa del hombre y el parentesco del condenado con dos menores de edad quienes, adicional a eso, no están en situación de abandono, pues sus familiares, tanto maternos como paternos, tienen el deber moral de ofrecerles su apoyo. Es decir, el sentenciado no es la cabeza del hogar.