LA PATRIA | MANIZALES
En el templo de Nuestra Señora del Carmen, de Anserma, se cumplieron las exequias de Oralia Yisela Montoya Orozco, de 17 años, y Yunior Antonio Becerra Rodríguez. Ellos dos murieron en la masacre de Amalfi (Antioquia).
La matanza, en la que fallecieron siete personas, ocurrió el pasado 12 de diciembre, a las 2:00 de la mañana, en la vereda El Silencio-Los Monos.
Montoya Orozco se graduó de bachiller, hace 20 días, en el colegio Gómez Fernández de la vereda Partidas, de este municipio caldense. Su padre, Yunior Antonio, también fue sepultado en una concurrida misa, acompañado por habitantes de las veredas Bellavista (Anserma) y Milán (Guática).
Según Germán Augusto Flórez, novio de Oralia Yisela, ella viajó desde la vereda Milán a Medellín, por invitación de su padre, como premio por haber obtenido el grado de bachiller. La llevó a que viera los alumbrados de Amalfi.
"Ella dejó de contestarme el celular desde el viernes. Desconocía qué pasó. El sábado salí de la vereda hacia el pueblo, y la gente me preguntó que si era cierto que habían matado a mi novia. Me devolví para la vereda Milán y averigüé con la familia. Ahí me enteré de la trágica noticia".
Germán Augusto recordó a Oralia Yisela como una joven muy juiciosa y estudiosa. Dijo que no sabe por qué afirmaron que ella estaba vinculada a grupos al margen de la ley, pues siempre residió en este municipio y estudió en el colegio de Partidas.
"Creo que llegó a Amalfi en el momento equivocado y el destino le tenía reservada una mala jugada. Somos personas del campo, trabajadoras, y uno no se explica esta situación", dijo el joven.
Al parecer, y por no llevar los apellidos del padre, algunos amigos dicen que Oralia Yisela era hija de crianza y no biológica de Yunior. Ambos cuerpos fueron sepultados en el cementerio San Nicolás, de Anserma.
100 vainillas de fusil encontraron las autoridades en el lugar de la masacre.
Dos hombres y cinco mujeres, dos de ellas menores de edad, fueron asesinadas en un rancho humilde, a 90 minutos en carro del casco urbano de Amalfi (Antioquia). La crueldad de los asesinos fue tanta, que también mataron al perro de la finca con un tiro de gracia y le clavaron una puñalada a la mula, la cual murió horas después.
Dos hipótesis manejan las autoridades sobre los motivos que pudieron provocar esta masacre. La primera es que los adultos de esta vivienda, presuntamente, eran colaboradores del Eln, razón por la cual pudieron haber sido asesinadas por integrantes de la banda criminal Los Úsuga. Esta zona es disputada por esa guerrilla y esta bacrim, por ser un corredor estratégico para la comercialización de pasta de coca.
Allí encontraron panfletos y propaganda alusiva al Eln, además de varias granadas, manuales de adiestramiento y equipos de comunicación
La segunda hipótesis es que, al parecer, los adultos de esta vivienda apoyaban al frente Capitán Mauricio, del Eln, pero tenían la intención de no hacerlo más, ya que no querían que las mujeres menores fueran reclutadas por esta guerrilla, dándoles un motivo para asesinarlos.
Las otras víctimas fueron Mónica García Jaramillo, Mariana Castrillón Herrera (15 años), Melissa Castrillón Herrera (12 años), Adelmo de Jesús Castrillón Arroyave, de 65 años y María Margarita Herrera Rendón, de 54.
Según Medicina Legal, algunos disparos fueron tiros de gracia, es decir, los asesinos accionaron las armas a corta distancia de las víctimas.
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