LA PATRIA | MANIZALES
Gustavo Adolfo Tapasco Tapasco llegó a un acuerdo con la Fiscalía, por lo que esperaba obtener una rebaja de pena por la masacre de tres miembros de una familia, en zona rural de Riosucio, el año pasado. Hasta ese momento pudo haber recibido una condena de 15 años por homicidio simple.
Sin embargo, el Juez Penal del Circuito de este municipio improbó el pacto, pues consideró que el delito a imputar debió ser homicidio agravado. Además, el ente acusador dejó por fuera la tentativa de hurto calificado. Adicional a eso, no se convocó a la víctima al preacuerdo, por lo que pierde efecto jurídico.
Así las cosas, la Fiscalía debe imputar cargos de nuevo o presentar otro preacuerdo, con una pena más alta, incluyendo el hurto. La decisión no fue apelada.
El triple homicidio ocurrió el 23 de noviembre del 2018, a las 9:10 de la noche, dentro de una casa del resguardo indígena de San Lorenzo. Allí asesinaron al docente César Augusto Díaz Tapasco y a sus padres Serafín y María Gabriela. Una mujer logró escapar.
A la vivienda ingresaron tres encapuchados (César, Róbinson y Andrés), todos ya capturados, con la idea de hurtar $300 millones que creían estaban allí encaletados. Mataron a las personas porque, al parecer, se resistieron al robo.
El primer aprehendido fue Tapasco Tapasco, como coautor. Aceptó, preacordó y lo mandaron a la cárcel de Riosucio.
"La pena convenida de 15 años y 2 meses no solo resulta laxa, nimia, sino que no consulta la realidad fáctica, porque la dinámica de los hechos, las pruebas recolectadas y, en especial, el interrogatorio a Tapasco Tapasco, daban cuenta de un delito de homicidio agravado. Esa generosa oferta fiscal, aceptada por la defensa, sin tener en cuenta el interés de la víctima, merece un mejor trato jurídico", conceptuó el juez.
Añadió que el hecho de que los tres sujetos ingresaron a la casa con el fin de robar, se convierte en un agravante. "Estaba a las 7:30 de la noche en mi casa en San Lorenzo, me llamó Róbinson para que hiciéramos una vuelta. A los 10 minutos me lo encontré, salimos para la residencia de Serafín, pero antes no topamos con Andrés. Me explicaron que entraríamos a esa casa para hurtar un dinero. Róbinson sacó dos armas de fuego y le entregó una a Andrés. Me doy cuenta de que esas personas estaban muertas, por la bulla y los comentarios de la gente. Fui a esa vivienda solo a hacer presencia", relató Tapasco Tapasco.
El juez manifestó, basado en este testimonio, que no puede dejar pasar por alto que si la intención dolosa de los coautores era birlar sus bienes patrimoniales, se beneficien enormemente los intereses del procesado por su eficaz colaboración.
La pena podría quedar en 21 años y 4 meses de prisión.
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