LA PATRIA | MANIZALES
A 10 años de prisión condenaron a Leider Alberto Bueno Motato, alias el Gordo, por abusar sexualmente de una niña, de 5. La sentencia, del Juzgado Penal del Circuito de Riosucio, por actos sexuales con menor de 14 en concurso homogéneo y sucesivo, fue apelada.
Los hechos ocurrieron en el 2017 en una finca ubicada en la vía que conduce al Resguardo Indígena de San Lorenzo.
El ente acusador recaudó las evidencias con las cuales se comprobó que el hombre tocó libidinosamente a la menor, aprovechando que la niña se encontraba donde su abuela materna, en una molienda de la finca donde él trabajaba. La víctima caminaba por esa zona.
La otra abuela de la afectada fue la que interpuso la denuncia por los hechos, luego de que la notó triste y diferente. Ante la insistencia de ella para que le contara qué le pasaba, la menor le relató lo ocurrido con Bueno Motato.
El 18 de septiembre de 2019 lo llevaron a audiencia, no aceptó cargos y le dieron medida de aseguramiento de detención preventiva en establecimiento carcelario. En juicio fue vencido. Leider Alberto, de 43 años, es natural Riosucio.
La madre de la afectada contó que conocía al condenado porque cortaba caña en una finca y también en la molienda. Cuando la niña dijo en la casa, no le creyeron. El hecho marcó su cotidianidad, no propio de su diario vivir, y la impactó notoriamente. Esto la hizo sentir muy triste, además, porque al parecer la trataron de mentirosa y como no podía expresarse bien, comenzó a mostrar síntomas de alerta, como dejar de comer y bajas en el rendimiento académico.
La afectada quiso retractarse, a los ochos años de edad, diciendo que el sujeto no la tocó, sino que la estrujó. Además, que no la amenazó para no contar nada.
La fiscal le preguntó que por qué en juicio estaba cambiando su versión, la menor contestó: “no sé por qué (piensa). En ese momento, cuando yo dije eso, estaba jugando con una niña en una patineta y pues para no irme para la casa, dije eso”.
El Juzgado desestimó esa retractación. Además, se dijo que tras la captura se generó una presión muy grande hacia la víctima por sus familiares, influyéndola psicológicamente.
“La niña, durante su retractación, no sabía qué decir, cómo contestar algo lógico, cayendo en vacíos y vacilaciones. Por eso, como antes no existían presiones de esa naturaleza o prejuicios, manifestaciones de culpabilidad, todo era claro”, señaló el defensor de víctimas.
¿Me puede contar quién es Gordo?
(Piensa para responder) el viejo que me tocó...porque un viejo me tocó acá (señala abajo)”.
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