Comprobó que no es jíbaro, pero sí consumidor

LA PATRIA | MANIZALES

No siempre son ollas las casas que allanan las autoridades en busca de estupefacientes. El 7 de noviembre del 2013, en el barrio Solferino, los investigadores llegaron a la vivienda de alias Chará, de 30 años, le incautaron cuatro gramos y 900 miligramos de bazuco y lo judicializaron.

Desde ese momento se inició el proceso en su contra, pero en el juicio, ante la Juez Cuarta Penal de Manizales, el hombre demostró que no es un expendedor, pese a lo que decían las personas que lo acusaron.

En rehabilitación

Chará, nacido en Pereira, renunció a su derecho a guardar silencio y aseguró que lleva cuatro años en un centro de rehabilitación de drogadictos, pero cuando consume licor siente el impulso de ingerir alcaloides, y que hace 10 años consume bazuco y marihuana constantemente.

El hombre tenía escondida la droga bajo el colchón de la cama de un tío que trabaja en la zona rural, y lo hizo para evitar que su madre se diera cuenta. Negó que tuviera esto para la venta.

Y pudo demostrar mediante exámenes médicos que sufre una adicción. Además, la droga que le encontraron durante el allanamiento no estaba fraccionada por dosis y tampoco se encontraron otros elementos que demostraran su actividad como expendedor de estupefacientes.

Ante los elementos expuestos, la juez emitió sentido de fallo absolutorio, pues no hubo afectación de bienes jurídicos ajenos, tales como la seguridad o la salud pública o el orden económico y social. Los representantes de Fiscalía y Procuraduría aceptaron la decisión ante la cual no hubo reparo.

Antecedente

La Corte Suprema de Justicia absolvió a un hombre a quien capturaron por portar 124 gramos de marihuana en un canguro. Primero lo condenaron a 64 meses de prisión por porte o tráfico de estupefacientes. Se demostró que la sustancia que portaba no se podía consumir debido a su estado verdoso y la ley permite conservar hasta 20 plantas de este tipo.