LA PATRIA | MANIZALES
Cinco personas afrontan un proceso penal, por homicidio culposo, tras la tragedia minera que enlutó a Supía, Neira, Quinchía e Irra, en la que fallecieron 15 mineros, el 13 de mayo del 2015.
La Fiscalía les imputó cargos en agosto del 2017 y los acusó en julio pasado. No aceptaron. El caso ocurrió en la finca Saibo, sector El Playón, de Riosucio, 100 metros adelante del Túnel de Irra, en la vía hacia La Felisa.
La preparatoria para el juicio arrancó en diciembre, pero se suspendió porque el ente acusador y la defensa apelaron unas decisiones del Juzgado.
El Tribunal Superior de Manizales las resolvió la semana pasada. Apoyó la decisión del juez de negar la declaración de una asistente del fiscal, pues el testigo al que ella haría referencia no ha fallecido, ni ha perdido la memoria, no es víctima de secuestro o desaparición forzada, no padece enfermedad grave, ni es menor de 18 años. Es decir, puede acudir a declarar. Autorizó cinco testigos para que hablen de los procesos de extracción minera y no 24 como se solicitó. "Los medios de prueba repetitivos son siempre inútiles", dijo el Tribunal.
No estuvo de acuerdo con el juez, quien negó la prueba en la que se le pide a la Chec certificar si una persona -la que instaló las conexiones eléctricas- trabajó allí o no. Así mismo, contrarió al juzgador y permitió que se anexe una caracterización socioeconómica de la población minera de las zonas La Flecha, La Felisa, El Vaticano e Irra, que realizaron en el 2013 la Chec y Confamiliares.
El Tribunal, contrario, al juzgado, accedió a que se acredite la condición de indígenas de dos de los cinco procesados, pues no se puede desconocer el pronunciamiento de la Corte Constitucional sobre el juzgamiento penal de los indígenas en la justicia ordinaria. Es decir, en caso de una condena podrían pagar la pena en su territorio o comunidad.
En el proceso se indicó que, en el 2012, autorizados por el administrador y los dueños de la finca, dos personas iniciaron labores para la explotación minera de oro.
El día de la tragedia ingresaron 25 mineros al cubículo 1 y 14 al 2. Más tarde se desbordó el río e inundó los socavones. Se generó un corto circuito en las "rudimentarias, antitécnicas y fraudulentas instalaciones eléctricas de la mina, lo que llevó a la pérdida de energía que frustró el funcionamiento de las motobombas y con ello la posibilidad de extraer el agua", según narró la Fiscalía.
La necropsia determinó que los mineros fallecieron por hipoxia, es decir, falta de oxígeno en la sangre, lo que se produce por asfixia u ahogamiento. Unos tenían traumas en tórax y cráneo. Otros, trauma severo cervical, quizá por la caída de algún muro.
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