LA PATRIA | IBAGUÉ
Sin importar que estuviera lejos de donde atentó contra dos personas, a un hombre le cayó el peso de la ley. El pasado 8 de diciembre, a las 11:20 de la mañana, la Policía de Ibagué lo capturó en el kilómetro 16, de la vía que de esa ciudad conduce a Mariquita. La aprehensión se produjo por una orden del Juzgado Quinto Penal con función de garantías de Manizales.
Los hechos se remontan al 31 de agosto de 2013, cuando a las 10:30 de la noche, en el barrio Jesús de la Buena Esperanza de Manizales, el indiciado iba en compañía del hijo de un policía y al ver que Yeicor Anderson Soto y Luis Mateo Arango pasaban por el lugar, sacó un revólver de una mochila y les disparó. Ambos quedaron heridos. La agresión se produjo, al parecer, porque traspasaron las mal llamadas fronteras invisibles de ese barrio. Las autoridades hablan de una disputa entre combos.
Según el fiscal del caso, Yeicor quedó con lesiones de gravedad y reconoció a su victimario en la audiencia. Mientras Mateo, de 16 años, solo fue afectado en un brazo y prefirió no declarar contra su agresor, lo mismo que un tío de este, quien fue testigo de los hechos. Esa ausencia dificultó la recolección de pruebas del ente acusador y le dio tiempo al implicado de huir a Ibagué, motivos que retardaron su detención, que se dio un año y cuatro meses después de los hechos. Sin embargo, su presencia en la capital musical de Colombia sorprendió a las autoridades, ya que los indicios apuntaban a que se encontraba en Bogotá.
Algo que también retrasó su captura fue que Mateo también se negó a asistir a Medicina Legal para que le hicieran pruebas del tipo de balas con las que había sido herido. Pese a esto, sucedieron cosas que le ayudaron a la Fiscalía a armar el rompecabezas del atentado.
Días después de que el indiciado atentó contra estas personas, su madre fue capturada en la Terminal de Transportes de Manizales. La Policía halló en su poder un revólver con cacha blanca y con manchas, descripciones que coincidían con las declaraciones que Yeicor dio del arma con la que fue herido.
Según el fiscal del caso, al hombre le imputaron cargos por tentativa de homicidio y por porte ilegal de armas, lo que podría darle una pena de cinco años de prisión. Sin embargo, en la audiencia de legalización de captura, realizada en Ibagué, no aceptó los cargos, lo que podría aumentar sus años de estadía en la cárcel La Picaleña, donde fue privado de su libertad.
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