LA PATRIA | MANIZALES

Tres impactos de bala acabaron con la vida del mecánico Pablo Ochoa Guisado, de 30 años, quien murió el pasado viernes a las 11:00 de la noche, cuando departía con unos amigos a las afueras de un estanquillo, en la calle 4.ª con carrera 9.ª, de Cartago (Valle del Cauca). Según relataron las personas que estaban en el sitio, "el sicario aprovechó que se distrajo tomando licor, para dispararle".

Ochoa Guisado cumpliría años el próximo 28 de diciembre, por lo que su familiares lo esperaban en Arauca para hacerle una fiesta y, de paso, despedir el año. Los habitantes contaron que hace cuatro años se fue del pueblo a probar suerte en el Valle y se empleó en lo que mejor sabía hacer: la mecánica de motos.

"Al papá también lo mataron hace un tiempo y su hermano, que era mecánico, murió en un accidente de tránsito. Desde pequeño le gustó reparar motos", recordaron los allegados.

A su esposa, Liset Fernández, quien vive en Arauca, le aviso su hijo mayor y de inmediato salió para Cartago a reclamar el cuerpo. "La gente lo quería mucho, no tenía problemas con nadie".

El cuerpo lo trasladaron el sábado hasta Arauca. Lo enterraron ayer en la tarde. Amigos del taller donde trabajaba llegaron a acompañar el féretro, mientras su mamá, Nidia Guisado, guardó muy bonitos recuerdos de su hijo.

"El viernes me dijo que me amaba, que siempre íbamos a estar juntos. Se despidió de los niños y lo noté un poco triste. Me ayudaba en el sostenimiento de la casa".

El dato

Tenía cuatro hijos y desde los 14 años se dedicaba al arreglo de motos. Habitaba en el sitio conocido como El Camellón del Quindío, a 50 metros de donde lo asesinaron.