LA PATRIA | MANIZALES
La labor del intendente Eduard Moya es diferente a la de sus colegas. Él, por la naturaleza de su trabajo, no carga pistola en la cintura. Su arma es la palabra. Este policía caucano se recorre Manizales dialogando con comunidades que tienen conflictos entre sí, en busca de solucionarlos con una herramienta llamada mediación policial.
El jueves, cuando el día finalizaba, el turno de encontrarse fue para dos familias involucradas en un homicidio reciente en la ciudad. Sentados, los cuatro representantes de cada familia dijeron lo que sentían. Hubo momentos de tensión, de culpas y de tristezas, pero al final la reunión terminó así: "Yo a ustedes los felicito por estar aquí y tener el valor de participar en esta mediación. Eso es de admirar", dijo Moya. La familia de la víctima respondió: "Agente, lo que estamos haciendo nosotros en este momento no lo hace cualquier persona".
Con esos mensajes se firmaron los compromisos de las partes: no agredirse, no incitar a la violencia y no creer en los chismes que dice la gente.
Rutina
Todos los días, dentro de un CAI móvil, Moya recorre junto al patrullero Ricardo Ortiz las lomas del norte y sur de la capital y habla con jóvenes que pueden generar tragedias futuras. El proceso para su servicio es el siguiente: llegan casos al centro de información de la Policía que puedan ser solucionados con diálogo y se los transmiten a él.
Su encargo es ir hasta los hogares de los involucrados y, primero, conversar por separado, para saber si quieren hablar con las otras personas. Allí pregunta: "¿Quiénes están dispuestos a encontrarse con los otros?", y pasa una hoja en blanco para que la llenen con sus datos.
Las respuestas son varias. Unos se niegan. No son capaces de ver a quienes les hicieron daño. Otros, por el contrario, desean encontrárselos y dialogar. Creen en el perdón.
Con el visto bueno de las partes se reúnen en un lugar común y conversan bajo la orientación del intendente. Moya reconoce que es difícil, porque no muchas veces está la voluntad de diálogo. Los casos suelen ser delicados, porque en ocasiones se han visto de frente víctimas y victimarios de un homicidio. Los ánimos están caldeados.
Círculo vicioso
La intolerancia es la principal causa de homicidios y lesiones personales en la ciudad, según reconocen las mismas autoridades. Eso buscan atacar con las mediaciones policiales. En la ciudad, desde febrero hasta la fecha, según él, han atendido 52 casos que han terminado con éxito y que han beneficiado a cerca de 150 familias. Todas decidieron dejar atrás las rencillas personales y darles la oportunidad a la paz y a la sana convivencia.
"Con un solo hecho se puede iniciar una tragedia porque alguien le hace daño a una persona y sus familiares o amigos quieren vengarse. Cuando lo logran, los que iniciaron la riña también se quieren vengar, y así continúa hasta dejar mayores tragedias", reflexionó el intendente. Esto solo se puede solucionar con el diálogo.
Ese fue el caso de los combos de los barrios El Carmen y Barrios Unidos, que hoy es ejemplo, según Moya. En 16 años de rencillas, según datos dados a este medio por los mismos muchachos en abril, resultaron heridos al menos 100 personas. En sus cuentas también estaban 20 fallecidos.
Para esa fecha, los miembros de los combos de los barrios pidieron educación, trabajo y seguridad. Entre más oportunidades para salir adelante, menos tentación de recaer en la delincuencia.
No violencia
La solución alternativa a los conflictos ha ganado terreno en todo el mundo. En Manizales, por ejemplo, mes a mes se atienden conciliaciones en la Casa de Justicia de Bosques del Norte. Hasta allá llegan miembros de la comunidad a buscar soluciones a problemas que los aquejan. Al año se procesan 300, según la coordinadora de la Casa, Luz Victoria Cardona.
Estos procesos no tienen nada que ver con las mediaciones policiales. Se asemejan en que buscan economía en los procesos y salidas negociadas a los conflictos de las comunidades.
La labor de los policías encuentra obstáculos. El más delicado es la mala reputación que tiene la autoridad. Después de entrar en vigencia el nuevo Código de Policía, los uniformados son vistos como sujetos represivos cuando atienden algunos problemas. El imaginario popular es que solo imponen comparendos.
Un primer corto circuito que se encontraría en la mediación es la desconfianza general de la ciudadanía hacia la Policía, según Esteban Duque, politólogo de la Universidad Javeriana. Por eso recomendó que antes que todo hay que recuperar la confianza. Duque agregó que el trabajo del uniformado en ese caso es más de arbitraje que de mediación.
"El uniformado funciona como un tercero que pregunta y orienta, pero la solución de ese conflicto debe recaer sobre las primeras personas implicadas", recalcó.
De acuerdo con Duque, el agente atiende situaciones que involucran conflicto inminente. Sin embargo, es necesario que esa intervención se aplique con cuidado. Para eso, el contexto en el que viven las partes y la situación que motivó el encuentro son importantes para que la reunión no aumente el conflicto. "La mediación debe ser para finalizar las causas directas del problema", puntualizó.
Compromiso
El intendente Moya, en su rutina diaria dentro del CAI móvil, visita la casa de la víctima, después va a la del victimario y define cuándo es el encuentro definitivo para sellar ese capítulo. En la reunión final se ven los involucrados, conversan y hasta se insultan. Allí salen a flote los sentimientos de rabia y tristeza por los hechos que motivaron la mediación.
Al final, después de todo lo conversado, quedan algunos compromisos para que haya sana convivencia. Si no se cumplen, habrá consecuencias legales.
La mediación no interfiere en nada con el proceso judicial que busca encontrar responsabilidades. Es un juez penal quien definirá la suerte de los indiciados por el crimen.
Norma
El artículo 154 del Código Nacional de Policía define así a la mediación policial:
"Es el instrumento que nace de la naturaleza de la función policial, cuyas principales cualidades son la comunitariedad y la proximidad, a través del cual la autoridad es el canal para que las personas en conflicto decidan voluntariamente resolver sus desacuerdos armónicamente".
Delicado
La comuna más afectada en Manizales es la Ciudadela del Norte, con al menos 15 casos de mediación policial. Hurtos, conflictos sociales, homicidios, consumo y venta de sustancias psicoactivas, entre otros, son los motivos más comunes por los que se realiza esta actividad en este sector de la ciudad.
La cifra
21 homicidios acumula Manizales este año. Seis en la Ciudadela del Norte. El año pasado iban 13.
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