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Hernán de Jesús Castro Botero, conocido como Cantaleta, levantó la cabeza en forma de saludo y dijo: "tía, mami, mi Dios las acompañe". Esto dijo el viernes, en la audiencia por la muerte de Ómar Javier Gómez Puerta, apodado el Profe, que ocurrió el 6 de octubre en Manizales.
Cantaleta logró un preacuerdo con la Fiscalía, avalado por un juez. Consistía en pasar de autor a cómplice del delito.
El abogado del victimario pidió los beneficios de prisión domiciliaria y permiso para trabajar, al argumentar que su defendido vela por la salud y cuidado de su madre: una mujer de 80 años, con discapacidad visual.
Mientras presentaban las pruebas para la solicitud se escuchaban sollozos y murmullos en la sala. "Padre Nuestro que estás en el cielo", rezaba la madre del acusado. En un momento se levantó y gritó que estaba cansada, que ella no podía vivir más sola. Su hijo, desde la mesa del acusado, también empezó a llorar.
Ocurrieron en el lugar donde vivían los implicados, la calle 18 con carrera 17, sector Los Agustinos, que al mismo tiempo era la casa de Gómez Puerta, la víctima. Él le brindaba alojamiento a Cantaleta. Estaban bajo efectos del alcohol y el motivo de la discusión fue porque el procesado es católico y el hoy occiso, supuestamente, ateo. Uno decía que creía en Dios y el otro que no.
Cantaleta le propinó cuatro puñaladas a el Profe. A la víctima la encontraron tirada en el tercer piso de su casa. El homicida fue capturado a media cuadra del lugar de los hechos, en un billar. Seguía ingiriendo licor.
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