LA PATRIA | MANIZALES
Los delincuentes aprovechaban que la cámara de seguridad tipo domo ubicada en el barrio La Fuente giraba hacia otro lado, se hacían señales entre ellos y sabían que podían vender marihuana, perico, bazuco o gotas de drogas psiquiátricas.
Todo ocurría entre las angostas y empinadas calles llenas de escalones, del barrio Bajo Andes. Los integrantes de una banda dedicada al tráfico de estupefacientes amenazaban además a sus vecinos para dominar a sus anchas y sin oposición.
Sin embargo, no contaron con que entre las zonas boscosas se escondieron investigadores de la Sijín y desde otros puntos filmaron con cámaras de alta resolución. Eso les permitió obtener 174 horas de pruebas y la captura de 28 integrantes el pasado martes.
A eso se sumaron las interceptaciones telefónicas para identificar a cuatro líderes de expendio en Bajo Andes: dos mujeres, conocidas como la Mona y la Negra. Además de Fáber. Al Rolo le imputaron cargos en la cárcel, pues lo detuvieron hace seis meses con 800 dosis de bazuco en su poder.
Durante la Operación Rastreo, en la que participaron 160 policías, rodearon el barrio desde la carretera Panamericana, la escombrera y el barrio Nevado. Allí se efectuaron 11 allanamientos, capturaron a 16 personas por orden judicial y a dos en flagrancia. Según las autoridades, esta red existe hace unos 10 años.
Cayeron los distribuidores
Simultáneo al operativo en Bajo Andes, se llevaron a cabo tres allanamientos en otros barrios de Manizales, en donde capturaron a nueve personas, entre ellas al cabecilla de los distribuidores, conocido como Niño. Y a su hijo Willy, la mano derecha.
También a Monito, encargado del almacenamiento, y a María, quien le compraba a Niño y posteriormente le distribuía la droga a la línea de Bajo Andes. Estas personas traerían el vicio desde Cauca.
Estos contaban además con otros distribuidores de confianza como Toñito, quien vendía en el Centro y enviaba encargos a Risaralda (Caldas); Giovanny, en el barrio Vélez; Pecas, en la Galería y el Victoriano, en La Asunción.
La Fiscalía les imputó a los 28 detenidos cargos por tráfico de estupefacientes y concierto para delinquir agravado.
Los pagos
Los jíbaros recibían entre $20 mil y $25 mil, o el 10% por cada bomba (100 dosis de estupefacientes) por la venta. Semanalmente, la banda comercializaba aproximadamente $9 millones 900 mil en Bajo Andes.
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