LA PATRIA | MANIZALES
Portar armas de fuego o municiones sin permiso es un delito. Pero la pena se agrava cuando la persona intenta engañar a las autoridades escondiéndolas dentro de un vehículo. Lo primero da una condena de nueve años, pero cuando ocurre lo segundo, se duplica.
Eso le pasó a Cristian Rubén Carvajal Garzón, de 23 años, natural de Ansermanuevo (Valle) y residente en Medellín, quien pagará 18 años de prisión, según lo decidió esta semana el Juzgado Penal del Circuito de Riosucio. La defensa apeló la condena y pasará al Tribunal Superior de Manizales.
El caso ocurrió el 15 de septiembre del 2015 a las 6:40 de la tarde en La Felisa. La Policía, en un puesto de control, paró un Renault, conducido por Carvajal Garzón, quien iba en compañía de una mujer.
Al revisar el automotor, los uniformados encontraron, donde están los tacómetros, una alfombra que no era la original del vehículo. Al quitarla hallaron una caleta con 19 cartuchos calibre 38, más 59 cartuchos calibre 9.
El hombre explicó que no portaba documentos para acreditar la legalidad de la munición. La mujer expresó que su acompañante la recogió en la salida de Pereira y la transportó para ahorrarle el pasaje.
La Policía detuvo a la pareja para judicializarla. La defensa del conductor adujo que ignoraba que ahí iban esos elementos, pues el carro le pertenece a otra persona, y desconocía que fuese un delito.
En juicio, el supuesto propietario del automotor declaró que es escolta y maneja armamento. "El vehículo tenía un compartimiento para guardar armas y municiones, me gustó el hueco por ser útil, ya que se ubicaba al lado del radio. Para maniobrarlo se aprieta un botón y la caleta se abre. Mi amigo Cristian desconocía la existencia del hueco y de la munición, que uso para polígono. No le dije nada porque nunca pensé en un retén policivo o en una requisa".
El Juzgado lo condenó porque no portaba permiso para transportar esos cartuchos. Además, consideró que la narración del dueño del carro fue dubitativa, imprecisa, irreflexiva e inconsecuente, con falta de sinceridad.
"Trató de favorecer los intereses de su 'entrañable amigo', quien finalmente no lo era, porque desconocía de él aspectos tan básicos como su oficio, el tiempo de relación amistosa, entre otros. Además, ignoraba la real ubicación de la caleta, la cantidad de cartuchos ahí guardados y la tarjeta de propiedad y el SOAT poseen datos de personas diferentes", manifestó el juzgado.
Adicional a eso, cuando los policías detuvieron a la pareja, Carvajal Garzón pidió que dejaran ir a la mujer, que ella no sabía de la caleta, lo que indica que el hoy condenado sí sabía lo que transportaba. El juez ordenó que se investigue al supuesto dueño del automotor por falso testimonio.
La mujer que acompañaba a Carvajal Garzón resultó absuelta, pues estaba en el lugar y a la hora equivocadas. Es modelo y se dirigía a Medellín a tomarse unas fotos.
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