B. Eugenia Giraldo
LA PATRIA | MANIZALES
Este es el minuto cero que cambiará toda una vida.
Cristina ya es madre. Ha nacido su bebé e instantes después, se la ponen en el pecho.
La bebé, al minuto uno, ya está cubierta en una toalla y sin ropa. Tal como llegó al mundo, dirán algunos. Ese contacto piel a piel, dice Cristina, es lo máximo. "Sentir su delicadeza, su respiración irregular, sus latidos cardíacos, su pequeña boquita succionando me hicieron olvidar todo el dolor".
Tres minutos después esta escena se interrumpe por un susurro del ginecoobstetra, quien le cuenta que la recién nacida está bien y le explica que todo el calor, alimento y amor que le provee es esencial para la bebé.
Pasados 10 minutos desde el alumbramiento y escuchar el primer llanto de la recién nacida, Cristina no se atreve a moverse, pues teme que cualquier movimiento interrumpa ese momento único entre madre e hija porque la tuvo en su vientre por los menos 37 semanas; nueve meses de gestación, aproximadamente.
60 minutos después, madre e hija seguían juntas. Así se mantuvieron hasta las primeras 12 horas de vida de la pequeña. Eso sí con un intervalo después de la primera hora para la revisión médica. "Creo que ese lazo desde un principio es fundamental para el éxito que he tenido con la lactancia materna", dice la nueva madre.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suministro de leche materna al niño durante la primera hora de vida se conoce como inicio temprano de la lactancia materna; así se asegura que recibe el calostro (primera leche), rico en factores de protección.
"Los recién nacidos a quienes se pone en contacto directo con la piel de su madre también parecen interactuar más con ellas y llorar menos", expone la OMS.
El año pasado, el Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef) reveló que en Colombia solo el 36,5% de los menores de 6 meses reciben leche materna de manera exclusiva, en comparación al 2005 cuando la cifra era más alta y estaba en el 46,9%.
El neonatólogo Fernando Arango, de la Clínica Versalles, precisa que este programa se aplica en la mayoría de los partos y añade que cuando el bebé nace bien se debe proveer el contacto inmediato piel a piel con la mamá porque ofrece muchas ventajas. Entre ellas, cita la humanización de la atención del parto y porque ayuda a mantener la temperatura corporal del bebé. "Cuando el bebé pasa del útero al medio exterior, la criatura empieza a perder calor y si se pone en contacto piel a piel pierde menos temperatura. Permanecen más calienticos, el vínculo afectivo es mucho más fuerte y se establece de manera más temprana".
El naeonatólogo Arango indica que desde hace dos años este programa se aplica en la Clínica Versalles, en el que trabajan médicos, enfermeros y la madre. Lo ideal es que se haga en todos los partos, aunque depende de las condiciones del bebé y de la mamá. "Porque si el bebé nace y requiere algún tipo de reanimación neonatal, primero se recupera y luego se pone en contacto con la madre. O si hay una hemorragia, pues hay que sacar a la madre de esa urgencia médica, para después proveer el contacto piel a piel".
A partir de ese momento, el proceso del parto debe continuar. Todavía falta el retiro de la placenta y si hay que suturar la episiotomía -incisión que se practica en el periné de la mujer con el fin de evitar un desgarro de los tejidos durante el parto y facilitar la expulsión de la criatura-, el ginecólogo lo puede hacer más tranquilo, porque la mamá ya no está ansiosa.
En ese proceso de amamantamiento, muchas veces a la mamá hay que ayudarle, sobre todo si es primeriza. El objetivo es que identifique los signos de que el bebé está bien preparado para comenzar a mamar.
Esa primera hora, según el neonatólogo Óscar Julián López, del SES Hospital de Caldas, es sagrada. Es un periodo de transición entre el tiempo que estaba en el útero y luego en contacto con la madre, es un momento íntimo de vínculo y apego, para que el recién nacido empiece con la lactancia materna y si se replica en un futuro esas tasas de lactancia, que ahora están en promedio en dos meses, empiecen a subir.
"Lo ideal es que se pueda pesar y medir al bebé, tomarle el perímetro cefálico, vacunarlo, ponerle goticas en los ojos y la vitamina K, después de esa hora de vida".
De ese ese primer y prolongado contacto entre Cristina y su hija han pasado 10 meses, es decir, 432 mil minutos de amor entre madre e hija. Los primeros seis meses Cristina alimentó a su hija con leche materna y después de ese tiempo continuó apoyada en la alimentación complementaria.
Carlos Alberto Montoya, pediatra y director de la Red de afecto contra el maltrato infantil en Manizales.
La lactancia y el afecto van de la mano. No solo provee vitaminas, inmonoglobulinas y proteínas, sino que genera un vínculo afectivo entre madre e hijo. Además, la mujer libera oxitocina, hormona que ayuda a aumentar la producción de leche, sino que produce placer y bienestar.
La lactancia es la raíz fundamental en la prevención del maltrato infantil, porque cuando no hay ese lazo afectivo, los padres tienden a abandonarlos, maltratarlos o se generan menos conexiones afectivas entre ellos.
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"A la madre no le preocupa mucho si va a ser niño o niña, sino que esté completico, como dicen ellas. Por eso cuando les dejamos el bebé en el pecho su apariencia se torna tranquila y feliz", Fernando Arango, neonatólogo.
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Foto | Cortesía | LA PATRIA
Esta primera hora entre madre e hijo, se repite hoy en distintas partes del mundo y permite que más niños tengan mejor adherencia a lactancia, estén mejor alimentados y reciban calor y amor.
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