Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
Tatiana* pasó por una larga ortodoncia y, al terminarla, asistió a algunas citas para blanquear sus dientes. Los aparatos habían dejado huella en sus superficies: el color en las zonas, de dónde se sostuvieron los brackets, era más claro. Quería igualarlo.
Sin embargo, el problema más grave vendría después. Solo pensó en la estética y, pese a que le recomendaron una evaluación más profunda, no acató el consejo y continuó con sus actividades. Siguió así hasta que notó un olor raro.
Casi ocho meses después sintió que, por más que se lavara los dientes, tenía mal aliento. No veía lesiones aparentes, por lo que decidió ir al odontólogo. Tras revisarla, este último le expresó que su primer molar (muela) inferior derecho estaba fracturado. Por eso, hizo una radiografía para determinar la situación real.
La paciente contó que la muela la tenía destruida por dentro, que se había filtrado comida y que eso le generó una caries, de la que nacía ese desagradable olor. Subrayó que tratar esa anomalía fue lo único que hubo para solucionar lo que también se conoce como halitosis.
Desde la boca
Natalia Andrea Giraldo Soto, profesional egresada de la Universidad Autónoma de Manizales, mencionó los aspectos más relevantes de las causas odontológicas del mal aliento.
"La principal causa es la mala higiene oral y pasa cuando la persona no se cepilla como se debe, no usa seda dental, no va a los controles odontológicos -al menos- cada seis meses. También por enfermedades como la gingivitis (inflamación de las encías) o la periodontitis (infección en el tejido óseo a partir de bacterias que hay en la cavidad oral)", resaltó.
La odontóloga destacó que la halitosis aparece cuando hay prótesis fijas o removibles que están desadaptadas y no se organizan o no se les hace buena higiene. Recalcó que en estas se pueden acumular residuos y bacterias, sino se les hace el debido mantenimiento.
Giraldo explicó que mantener las superficies dentales sin perforaciones o fracturadas es crucial en la tarea de evitar olores que no son habituales en la boca. Dijo que un paciente que tenga varias caries activas, si no le son tratadas, pasará de mal aliento a tener problemas más graves.
"Tenemos una flora normal que nos ayuda a proteger todos los tejidos y unas bacterias específicas, dependiendo de la enfermedad que se tenga. Más que todo en nuestras bocas encontramos estafilococos (Staphylococcus) que producen la caries. También hay bacterias anaerobias que dan lugar, por ejemplo, a la periodontitis", dijo.
Sobre cómo asear la cavidad oral recomendó que el cepillado debe hacerse, no menos, de tres veces al día. Que lo ideal es usar siempre seda dental. Advirtió que las personas deberían lavarse los dientes hasta después de ingerir la media mañana, el algo o la merienda.
"No se debe pasar un periodo mayor a cuatro o seis horas sin cepillarse. El más importante es el de la noche, pues vamos a pasar más de seis o siete horas sin hacerlo", aconsejó Giraldo.
La odontóloga reveló que el masticar cardamomo o clavos de canela ayuda para el aliento, pero dijo que no hay que dejar de cepillarse. Que el chicle sin azúcar, en casos especiales, es opción para un aseo rápido, pero que no debe volverse costumbre.
Desde lo gástrico
Mario Andrés Jaramillo Santos, especialista en medicina interna y gastroenterología de la Universidad Nacional, reconoció en lo dental, el principal origen de la halitosis. Habló de las causales que conciernen al área de la salud que más le interesa.
"Desde el sistema gástrico, el mal aliento puede generarse en los divertículos de Zenker, sacos que se forman dentro de la pared de cualquier parte del intestino o en la pared del esófago superior. La comida se queda ahí retenida y lo causa. Se presenta principalmente en ancianos", apuntó el profesional adscrito a la Unión de Cirujanos.
Jaramillo expresó que existen muchos mitos alrededor de la halitosis. Que la gente piensa que el reflujo o la gastritis son causantes y que no lo son. Anotó que si es cierto que, cuando la persona tiene problemas avanzados del hígado, como en la cirrosis hepática, sí puede tener un aliento diferente.
"Lo mismo que si tiene problemas renales o una diabetes mellitus descompensada. Ahí puede tener un aliento como dulzón. Dependiendo de la patología que tenga el paciente, se determina el tratamiento a seguir", concluyó el especialista.
* El nombre de la protagonista de la historia fue alterado por solicitud de la fuente.
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