EL COLOMBIANO | LA PATRIA | MEDELLÍN
No ve la hora de que sea fin de semana. Piensa en el domingo más que en cualquier otro día. Tiene en la mente todo lo que quiere hacer. Llega el descanso, pero termina más agotado. En resumen: no sabe descansar.
A esa conclusión llegaron médicos y especialistas en psicología y neurociencia al analizar la llamada “red de modo pretederminado del cerebro (Default Mode Network)”, que se activa cuando el ser humano descansa.
La investigación llamada El descanso no es ociosidad, publicada en la revista Perspectives on Psychological Science, indica que la mayoría de las personas ven el hacer nada como un tiempo perdido. Se sienten poco productivas.
En esta sociedad en la que mantenerse muy ocupado es bien visto y se celebra la habilidad de hacer varias actividades al mismo tiempo, la sola idea de tenderse en una hamaca y mirar el techo o, si es muy afortunado, las nubes, parece un despropósito.
En su estudio, la psicológa Mary Helen Immordino-Yang y sus colegas hallaron que “durante el reposo hay actividad cerebral que se relaciona con mayor autoconciencia y juicio moral, así como diferentes aspectos del aprendizaje y la memoria”.
Estamos en un momento en el que las ocupaciones están desbordadas e invadieron la vida privada. Johnny Orejuela Gómez, jefe de pregrado de Psicología de la Universidad Eafit, asegura que hoy en día las personas trabajan más de la cuenta, y lo hacen de manera invisible. Esas horas adicionales se dan antes y después de salir. A este fenómeno se le ha denominado intensificación invisible de la actividad laboral. Y así nadie descansa bien.
El médico Srini Pillay escribió un artículo en Harvard Business Review, en el que explica que son vitales tanto los momentos de concentración como aquellos en los que el cerebro está enfocado en nada. “El problema es que el enfoque excesivo agota los circuitos que trabajan en ese punto en su cerebro. Puede drenar la energía y hacerle perder el autocontrol, y volverlo más impulsivo y menos útil. Como resultado, las decisiones son mal pensadas, y usted se vuelve menos colaborativo”.
Los momentos de trabajo y los de reposo tienen que existir en el ser humano de manera equilibrada. “El cerebro funciona de forma óptima cuando se alterna entre estar activo e inactivo (concentración y desconexión), lo que le permite desarrollar la resiliencia, mejorar la creatividad y tomar mejores decisiones”.
La red DNM en el cerebro, según Pillay, utiliza el 20% de la energía del cuerpo cuando se está en reposo. Activar este circuito es el objetivo, y se logra desconectándose del trabajo y dándole al cuerpo y la mente un reposo perfecto.
Aléjese por unas horas del celular, de internet. Salga y disfrute con sus sentidos. Por su bien, ¡descanse!
El descanso ideal
Un punto en el que concuerdan los especialistas es el buen sueño. Cada ser humano debe saber cuántas horas necesita dormir para sentirse a plenitud al levantarse. Esa primera parte es vital.
Luego cada uno debe identificar qué considera descanso. Si para una persona es idóneo reposar en una finca para otra quizá será tedioso porque no le gusta estar lejos de la civilización. Orejuela afirma que la mejor manera de descansar es dedicarse a lo que lo apasiona. Si son los libros, descansar es leer.
La siesta también hace parte de esa desconexión tan recomendada. “Cuando su cerebro está cansado, su claridad está comprometida. Después de 10 minutos de siesta, los estudios muestran que usted se pone alerta, pero si se trata de una tarea creativa, es probable que necesite 90 minutos para una actualización completa del cerebro”, asegura Pillay.
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