
LA PATRIA | MANIZALES
Un perro labrador le dejó marcado el rostro a Miguel Ángel. El accidente sucedió el lunes 11 de marzo, cuando eran cerca de las 6:00 de la tarde en una finca de la vereda Cabarga, de Riosucio, a tres horas de la cabecera municipal.
Sandra Morales, madre de Miguel Ángel, cuenta que el niño le mordió la nariz al perro y este reaccionó mordiéndole el lado derecho del rostro. "Encontré al niño bañado en sangre, pensé que le había dañado el ojo, era un pedazo de cara que le colgaba", narra.
La mamá explica que el niño jugaba con el animal, que le regalaron hace dos meses para que le sirviera de terapia. Miguel Ángel, de seis años, es autista y sufre el síndrome de Lennox-Gastaut, una variante de epilepsia infantil.
Junto con su esposo, lo trasladaron en caballo hasta el río La Esperanza, y de allí un yip lo llevó al Hospital San Juan de Dios. "El niño estaba muy mal, por las heridas y la condición neurológica. Ellos (hospital) no pudieron hacer nada, necesitaba cirugía. Entonces lo remitieron para el Hospital San Jorge de Pereira, donde llegamos después de medianoche". El martes lo operaron dos cirujanos plásticos y un oftalmólogo, porque también tenía una lesión en el lagrimal.
Ese día le dijeron que a Miguel lo remitirían para otra ciudad (Cali, Medellín, Bogotá o Armenia) porque la EPS no tiene convenio con el H. San San Jorge. Dos días después lo enviaron al Hospital Sagrada Familia de Armenia.
Sobre los tratamientos que requiere el niño, dada su condición, Sandra reconoce que la EPS le ha proporcionado todo, pero le preocupa que cada vez está más grande, por eso gracias a unas donaciones consiguió una silla de ruedas con chaleco, porque el coche que le suministró la EPS hace cuatro años ya no le sirve.
Sandra también busca apoyo para que Miguel tenga atención en un centro especializado. "Miguel necesita cuidados las 24 horas, deseo que tenga una calidad de vida digna y mejor, como la que él merece. Aparte de darle amor, debo estar pendiente de él, ojalá tuviera ayuda para su atención".
Según cuenta Sandra, al perro lo iban a sacrificar, pero dice que los veterinarios optaron por esperar.
Ayer, al mediodía los médicos le dieron salida a Migue Ángel y hoy regresará a casa.
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Es una variante de epilepsia infantil de difícil manejo, que aparece entre los dos y seis años de vida, y se caracteriza por convulsiones frecuentes y diversas; a menudo se acompaña de discapacidad intelectual y problemas conductuales.
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