Albeiro Rudas
LA PATRIA | ANSERMA
La solidaridad brilló en Anserma el pasado domingo. La comunidad logró su objetivo: edificar una casa para Arnobio y Jaír en el barrio La Esperanza.
La entrega oficial fue ese día después de una eucaristía de acción de gracias, que se celebró en el templo Santa Bárbara.
Todo estaba planeado. Desde tempranas horas integrantes de la Defensa Civil comenzaron un operativo. Jaír y Arnobio, que residen en la vereda Tamarbia, padecen una distrofia muscular y no pueden caminar, por eso se valieron de camillas para trasladarlos hasta donde los esperaba un vehículo que los llevó al barrio La Esperanza.
Joaquín Rojas, funcionario de la Defensa Civil, dijo sentirse orgulloso de colaborar, aunque reconoció que la topografía del terreno dificultó el traslado.
A unos metros de la nueva casa, decenas de personas, entre vecinos, promotores de la obra y colaboradores fijaron su mirada en la mamá y la hermana de Arnobio y Jaír, quienes lloraron de felicidad al ingresar al nuevo hogar.
Como en procesión, recorrieron la vivienda y resaltaron la labor de la Asociación de Constructores de Anserma, que gratis aportó la mayor parte de la mano de obra.
Según Mario Arteaga, presidente de la Asociación de Constructores, esta casa que cumple con toda la reglamentación vigente y cuenta con espacios amplios, donde las dos personas en situación de discapacidad, podrán movilizarse sin inconvenientes.
El sacerdote Uriel Palacio, quien presidió la misa, también bendijo el nuevo hogar de la familia Vélez Cano. Paso seguido, la Junta por la casa de Arnobio y Jaír la entregó totalmente amoblada, gracias a que el comercio del municipio también se vinculó con la obra.
Eduardo González, tesorero de la Junta y quien estuvo al frente de la construcción, manifestó su agradecimiento a las personas que creyeron en el proyecto. Comentó que recibió apoyo de los ansermeños y de paisanos residentes en el exterior e incluso de personas de otras ciudades del país.
Aclaró que la Junta se disolvió el mismo día que se oficializó la entrega y que si alguna persona quiere ofrecer una donación, lo haga directamente con los integrantes de esta familia.
A la vereda Tamarbia, ubicada en el noroccidente de Anserma, se llega en campero. El recorrido tarda unos 30 minutos en carro, pero luego se sigue a pie por una trocha en mal estado. Sobre el margen del río Guática se ubica la antigua casa, en medio de una pequeña finca donde viven los esposos Arturo Vélez y Luz Marina Cano, desde hace poco más de 40 años.
El matrimonio tuvo cuatro hijos, dos hombres y dos mujeres. Ellas nacieron y crecieron sin complicaciones, pero los dos varones nunca pudieron caminar. Jaír, de 45 años, tiene sus extremidades inferiores atrofiadas y siempre se ha arrastrado por el piso. Igual le sucede a su hermano, Luis Arnobio, cinco años menor.
El tratamiento de esta enfermedad, dice Luz Marina, se ha dificultado por la escasez de recursos y por el difícil camino para salir a un centro urbano.
Fotos | Albeiro Rudas | LA PATRIA
En noviembre del 2015 comenzó la campaña que hoy da sus frutos con la entrega formal de las llaves.
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