MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
20 años como senador y 10 veces escogido el mejor de Colombia facultan al arquitecto Jorge Enrique Robledo Castillo, exprecandidato presidencial, a trazar línea política en el país.
Fue un senador polémico, pero de buenas maneras y hoy finaliza su último periodo en el Congreso de la República. Nació en Ibagué (Tolima) y su vida como docente y política lo ató a Caldas.
Robledo Castillo concedió una entrevista a LA PATRIA en la que habló de su futuro y del país.
Sus inicios
- Retroceda a los años 70, cuando siendo estudiante de la Universidad de Los Andes entró a ser parte del MOIR, ¿de eso qué conserva?
Me interesé por la lucha política en el movimiento estudiantil de 1971. Decidí dedicar mi vida a un cambio democrático en Colombia y entré a hacer parte del MOIR, organización política que acertó en señalar el subdesarrollo nacional, la necesidad de transformaciones profundas, en defender la soberanía nacional, que no había que estatizar la economía, que éramos contrarios a la lucha armada y que cabían los empresarios que estuvieran por el progreso. En ese proyecto político llego en 1975 a Manizales, después de hacer política en la Universidad y en municipios de la sabana de Bogotá. 50 años después las ideas se refrescan, pero son las mismas, porque se ha demostrado que teníamos la razón.
- ¿Le gustaría seguir echando tiza como profesor, como lo hizo durante 27 años en la Universidad Nacional de Colombia sede Manizales?
Preciso, voy a estar en la lucha mientras me duren las pilas, lo único distinto es que ya no voy a ser senador. Voy a seguir interesado en asuntos de la economía, la política, en mi Partido Dignidad; escribiendo mi columna en el diario LA PATRIA en la que llevo muchos años, y tengo libros pendientes de escribir. Mi idea es crear una organización con trabajadores y empresarios centrada en defender la producción industrial y agropecuaria y la democracia. Ya como profesor no, es un trabajo muy duro, lo hice por mucho tiempo, pero sí espero que me sigan invitando de las universidades.
- Sin tener un palo de café fundó las agrupaciones Unidad Cafetera, Asociación por la Salvación Agropecuaria y Dignidad Agropecuaria, ¿por qué la preferencia por el campo?
Esa es una cierta paradoja, ni en mi caso ni mis padres tuvimos fincas, pero desde muchacho he tenido un vínculo afectivo con los asuntos rurales. Cuando llego a vivir a Manizales entendí que el café era una cosa demasiado importante en Caldas y que si iba a hacer política en serio tenía que estar pendiente de los asuntos del café. Cuando llega la roya ya me pongo en el plan de promover organizaciones, la primera la Unión Cafetera Colombiana, después en asocio con Fabio Trujillo Agudelo creamos Dignidad Cafetera y luego la Asociación Nacional por la Salvación Agropecuaria. La vida me fue metiendo en esto.
Sin rótulos
- Fue concejal de Soacha por la Unidad Nacional de Oposición; senador del MOIR y del Polo Democrático Alternativo, ¿se fue alejando de la izquierda y acercando al centro?
Lo primero fue el MOIR, hice alianzas con mucha gente en toda mi vida política, en eso he sido un convencido. En alguna elección respaldé a la Alcaldía de Manizales a Hernando Yepes Arcila, importante dirigente del Partido Conservador. Mi idea ha sido siempre promover acuerdos con distintos sectores. Producto de acuerdos creamos el Polo Democrático Alternativo y después el acuerdo de Dignidad y participamos en la Coalición Centro Esperanza. Lo de los rótulos cada vez me satisface menos, lo que importa es el contenido de los acuerdos, más si se llaman de izquierda o de derecha porque eso es demasiado impreciso.
- Siempre se ha opuesto a los Tratados de Libre Comercio (TLC) por considerar que son la recolonización de Colombia, ¿cómo se imagina el país si no se hubieran firmado?
Tendríamos mucho más desarrollo industrial y agropecuario, más empleo, seríamos un país más rico; no solo los TLC, sino desde la apertura económica de 1990. Colombia importaba ese año 500 mil toneladas de productos agropecuarios y estamos importando 14 millones, que podríamos producir en el país. Si se mira del lado de la industria es igual, las pérdidas y el retroceso han sido grandes.
- Por su ejercicio de oposición a los expresidentes Uribe y Santos lo llamaron el Doctor no, ¿no vio nada rescatable en esos gobiernos?
Siempre cualquier gobierno hace algo positivo, el simple hecho de que manejen y hagan un gasto público algo hacen. Lo que pasa es que esa no es la manera de juzgar un gobierno, uno lo juzga por cosas más gruesas. No se trata de controvertir todo, pero sí los asuntos medulares. A muchas cosas me he opuesto y alguien en Manizales, que no podía controvertir mis ideas, se montó el cuento de que yo era el doctor no porque le decía no a todo. Argucias de la politiquería. Sin embargo yo me planteé una defensa y dije: a qué quieren que diga sí; a la plata que se roban, a la corrupción, a las cosas que hacen mal, a la pobreza, a la destrucción del agro y de la industria, al desempleo.
Diferencias con Petro
- Siempre se ha estado en contra de la privatización y el neoliberalismo, ¿cree que un poco de eso hará falta en el Gobierno de Gustavo Petro?
Soy defensor del desarrollo de la economía de mercado y de la economía privada; también soy partidario de la intervención del Estado en la economía, hay cosas que funcionan mejor en manos del Estado, como los servicios públicos domiciliarios porque no suben las tarifas desenfrenadamente. Con Gustavo Petro tengo desde hace años diferencias muy grandes. Lo respaldé en el 2010 a la Presidencia cuando fue candidato del Polo, pero terminada la elección prefirió unirse a Santos que quedarse en el Polo, y eso es un error imperdonable, uno no puede decir que está por el cambio de Colombia y terminar aliado con quien venía de ser ministro de Defensa de Álvaro Uribe. Después se inventó que se había salido por el asunto de los Moreno, lo que es falso. Las reformas y políticas que plantee hay que mirarlas una por una. Dignidad no se ha declarado en oposición a su Gobierno, sino en independencia. Por ejemplo, está muy mal planteada la política petrolera en lo que tiene que ver con paralizar la exploración, es un error garrafal que se empecina en cometer, y cuando eso lo vincula con asuntos ambientales se equivoca todavía más.
- Ha luchado por las condiciones dignas de los trabajadores, por educación y salud públicas, ¿cree que el Gobierno Petro alcanzará esas condiciones o sus propuestas de campaña fueron populismo?
No voté por él, no confío en sus puntos de vista. Ha decidido hacer un acuerdo con las fuerzas políticas tradicionales que han gobernado a Colombia: los partidos Liberal, Conservador, la U; está buscando a Cambio Radical, acercamientos incluso con Álvaro Uribe. Me preocupa que las equivocaciones programáticas de Petro se agraven con este acuerdo, porque estos personajes no se acercarían sin mermelada. El Gobierno Petro se va a tener que meter en el mundo de la mermelada y eso es muy equivocado. Han dicho que pondrán IVA a las bebidas azucaradas, esa es una equivocación garrafal porque es un impuesto contra los más pobres de Colombia y es retardatario.
Sus victorias
- ¿Se volvería a postular como candidato a la Presidencia o ya le pasó la gana?
Creo que ya no soy elegible, estoy es dedicado más bien a otras cosas.
- ¿Cómo ve el Partido Dignidad y su futuro?
Muy bien, optimistas, unidos. Creo que se va a acercar gente porque el país está buscando una fuerza como esta, que sea capaz de representar lo que necesita Colombia, que no son las fuerzas del Establecimiento ni es el Pacto Histórico.
- ¿Se arrepiente de haberles dado tanto palo a presidentes, ministros, directores?
No, tendrán que reconocer que discutí con ellos profundamente, pero no maltraté a nadie. Fui a fondo en mis debates, como había que ir, pero nunca fui un patán, siempre tuve el cuidado de no pasar los límites de la decencia. Las peores cosas se dicen de la mejor manera.
- ¿Fueron victorias o derrotas los debates tan sonados por corrupción como Odebrecht, Agro Ingreso Seguro, Saludcoop, entre otros?
Todos mis debates fueron ganancia, independiente del resultado. La ganancia está vinculada es a la verdad que se conozca. Más que un debate para tumbar un ministro lo hice fue para que el país conociera mejor cómo funcionan las cosas, para reducir el engaño. En ese sentido gané el 100% de los debates.
El legado
Con unos 200 debates de control político en 20 años como senador y 100 proyectos en coautoría, Jorge Enrique Robledo habla del legado para los congresistas que hoy empiezan periodo.
"Como profesor y como senador actué con la idea del servidor público, mi vocacion es la de servirle al país, para eso siempre digo: el que quiera mucho la plata, el que sea muy ambicioso, mejor no se meta a la política porque se corrompe. Si la política se hace con honradez no enriquece a nadie. Otras cosas son pensar siempre en el interés general no en el particular, enfrentar las dificultades, estar dispuesto a la derrota, siempre defender lo que es mejor para Colombia. Estudiar mucho, no se puede acertar en medio de la ignorancia; hay que ir al fondo de los problemas, volverse especialista en muchas cosas y tener una dosis mínima de valor civil para decirles a los poderosos que no cada vez que toque".
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