Argemiro Piñeros Moreno
BOGOTÁ (Colprensa). La de este viernes 20 de julio es desde ya una de las sesiones más históricas de instalación del Congreso de la República, no sólo por la llegada de las Farc como partido político, sino por un acto simbólico de protesta del senador Antanas Mockus, quien se bajó los pantalones.
El gesto de protesta de Mockus ante el plenario fue porque el discurso del presidente saliente del Congreso, Efraín Cepeda, fue ignorado por el ruido constante de los asistentes al Salón Elíptico.
Según contó su compañera de partido, la senadora Angélica Lozano, Mockus se empezó a desesperar porque no le prestaban atención al presidente del Senado. Durante dos ocasiones, con su bancada gritaron que se hiciera silencio y ya cansado decidió irse a la parte de adelante y bajar sus pantalones. “Él pidió silencio durante mucho rato y sirvió, él se paraba con el dedo en la boca pidiendo el silencio, pero al rato hizo su expresión simbólica”, declaró Lozano.
Con una explicación muy concreta y sencilla, Antanas Mockus dijo por qué lo hizo: “Cuando la gente no se escucha, eso se vuelve una costumbre. Es importante que cuando la gente hable, la escuchen”, sostuvo minutos después de ese gesto particular.
Cuestionó que sí hubo silencio hasta cuando el presidente Juan Manuel Santos estuvo en el recinto, pero tan pronto comenzó Cepeda pocos prestaron la atención.
Una situación especial también se dio cuando llamaron a los senadores Antanas Mockus y Álvaro Uribe, a quienes les aplaudieron y ovacionaron por algunos segundos, lo que obligó a que el secretario advirtiera a los asistentes que si lo repetían les sacaría del Salón Elíptico.
Y como es tradicional, a la instalación iban llegando tarde varios congresistas, quienes en el primer llamado no contestaron, como Armando Bendetti, Arturo Char, Andrés García y Alfredo Gnecco, entre otros. Luego, tarde y a las carreras, aparecieron.
La sesión de instalación dejó también otros apuntes curiosos, como la complejidad que tuvo el secretario encargado de la plenaria, el representante Germán Blanco, a quien se le fueron varios lapsus, como confundir el nuevo senador José Ritter López, como también que le pasaron un listado con el nombre de Gloria Flórez, a quien el Consejo Nacional Electoral no declaró electa el jueves a última hora.
También llegaron a la sesión algunos que no son congresistas, como por ejemplo la saliente senadora Claudia López, el veterano dirigente y exsenador Aurelio Iragorri y el exvicepresidente Francisco Santos, quienes estuvieron en el Salón Elíptico.
Pero mientras no faltaron algunos colados, el protocolo de la Presidencia de la República les impidió el trabajo a los medios de comunicación. Por el riesgo que significaba que estuvieran en los pasillos, los quitaron, como también los retiraron de las ventanas de la oficina desde donde estaban trabajando.
La sesión de instalación dejó momentos particulares. Dos largas salvas de aplausos que le dieron al presidente Juan Manuel Santos, tal vez de los más largos que recibió durante los ocho años de mandato.
Hubo dos senadores de Cambio Radical, Fabían Castillo y Luis Eduardo Diazgranados, quienes por llegar temprano al salón de sesiones del Senado, no estuvieron en el momento del juramento que les tomó a todos los congresistas Efraín Cepeda.
Horas antes
Unas horas antes de la instalación, se vio a varios de los nuevos senadores y representantes transitando por las instalaciones del Congreso. Uno de ellos fue el senador Richard Aguilar de Cambio Radical, quien tomado de gancho de su madre caminó por el histórico edificio.
Otro que le madrugó a su compromiso fue el senador de la Alianza Verde Iván Marulanda, quien pasado el mediodía llegó al salón de sesiones, buscó su curul y estuvo allí sentado por poco más de una hora, sólo en el pleno y redactando un documento.
Los Decentes también le madrugaron a la primera sesión del nuevo Congreso, en cabeza de su jefe, el excandidato y senador Gustavo Petro, quien hizo su primera rueda de prensa, en la que aprovechó para denunciar que le hicieron fraude a su partido al quitarle una curul.
Aida Abella, también senadora de los Decentes, no ocultó su alegría por llegar al Congreso. Una y otra vez le repetía de memoria a los periodistas su estrategia de trabajo y de los debates que le hará al gobierno Duque, como el de los salarios altos para algunos funcionarios.
Uno más, fue el veterano senador conservador Eduardo Enríquez Maya, a quien se le vio desde muy temprano. Mientras que algunos de sus compañeros de bancada ultimaban los acuerdos con la coalición mayoritaria, él vaticinaba lo que iba a pasar al caer la tarde, que el uribismo sí presidiría el Senado, aunque tuvo que sufrir.
Los congresistas de las Farc también le madrugaron al compromiso. Poco antes de la una de tarde, la mayoría de ellos ya estaba en el Capitolio Nacional, prestos a esperar la sesión de instalación. Los senadores y representantes de la otrora guerrilla, al mejor estilo de sus nuevos compañeros congresistas, estuvieron en la plenaria con un cartel que decía “Convergencia por la paz”.
De esa forma se cumplió la sesión de instalación de un Congreso de la República que desde ya deja entrever que tendrá momentos muy particulares.
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