Han transcurrido 75 años desde el fin de la sangrienta Segunda Guerra Mundial, empero la sombra de su pasado aún atormenta a Europa. Su conmemoración que debió ser un asunto de un aburrido congreso de historiadores lejos del ruido y de un desfile militar se ha transformado en un terrible debate político y diplomático.
El fin del comunismo y de la Unión Soviética reeditó viejos conflictos de Europa oriental surgidos particularmente en la Segunda Guerra Mundial y relacionados con el pasado de esta guerra y la verdad histórica de sus orígenes. Actualmente existe una dura polémica entre los gobiernos derechistas de Polonia, Ucrania contra Rusia acerca de la verdad histórica acerca de quiénes fueron los responsables del inicio de esta guerra tan sanguinaria: Hitler o Stalin. Es decir, los polacos quieren reescribir la historia de los últimos 75 años del siglo XX.
Según el diario Izvestia, el líder del Partido derechista polaco “Derecho y Justicia” Iaroslav Kashinskii llamó a fortalecer los lazos con la organización militar Otan para protegerse de la “amenaza de Rusia” e informó “que Varsovia le gustaría recibir una compensación de Moscú y Berlín “por los daños en los años de la Segunda Guerra Mundial”. A lo cual, según el diario, el embajador de Rusia en Polonia, Serguei Andriev respondió que “Polonia existe hoy gracias a la victoria de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial” y quien tiene una deuda es Polonia con sus liberadores.
El 18 de diciembre de 1998 fue creado el Instituto de la Memoria Nacional “para investigar los órganos de seguridad del Tercer Reich y de la URSS con el objeto de investigar los crímenes” cometidos entre 1939 -1994 contra el pueblo polaco. Aunque, en verdad, muchos polacos colaboraron con el régimen nazi.
Como parte de la reescritura de la historia, Polonia y Ucrania se han dedicado a destruir todos los monumentos que recuerdan la liberación de sus pueblos por parte del Ejército Rojo. Por ejemplo, en Polonia se promulgó el 21 de octubre de 2017 una ley de demolición de unos 200 monumentos que honraban a los soldados del Ejército Rojo que participaron en la liberación de Polonia del nazismo. Además, el alcalde de Varsovia se negó a festejar el Día de la Liberación de Varsovia por parte del Ejército Rojo que costó 600 mil vidas de los soldados soviéticos. El asunto crucial es que en la “nueva” interpretación de la historia por parte de la derecha polaca, el Ejército Rojo no trajo la liberación del fascismo alemán sino una nueva Ocupación.
Por su parte, en mayo de 2020, el embajador de Ucrania en Alemania, Melnik, sin guardar la cortesía diplomática, se negó a colocar una corona conmemorativa en Berlín con motivo de los 75 aniversario de la Victoria sobre el nazismo acompañado de los embajadores de Rusia y Bielorrusia por invitación del alcalde de Berlín.
Además, el gobierno de Ucrania acaba de promulgar una ley para la educación secundaria donde se discrimina a los hablantes en ruso: hasta cierto grado de la escuela (quinta clase o grado), los rusos parlantes tendrán derecho a cursar en su lengua, de ahí en adelante, no menos del 80% deberá ser cursado en lengua ucraniana. Es decir, hay un violento proceso de ucranización de la población, según nota periodística del periódico Izvestia
En los últimos meses hemos visto una seria confrontación entre la Unión Europea y Rusia. Desde negar la efectividad de la vacuna sputnik, sancionar y negarse al diálogo con Rusia, etc. A esto se suma una resolución de septiembre de 2017 del europarlamento donde se afirma que la guerra “más destructiva comenzó por consecuencia del pacto de no agresión nazi-soviético firmado el 23 de agosto de 1939”. Desconociendo de esta manera la verdad histórica acerca de quién es el responsable de iniciar la guerra. No solo los historiadores rusos protestaron sino el mismo Vladimir Putin en un largo artículo.
Al respecto, David Starvrou del periódico HAARETZ de Israel aclara que “otros factores contribuyentes no se mencionan en absoluto en la resolución, incluyendo el problema del Tratado de Versalles, el pacto de Munich y el apoyo de los aliados del Führer como Italia, España, Japón y los magnates que se beneficiaron de su gobierno”.
En fin, la historia tiene un espacio en la vida pública y mucho que decir en una era de fakenews y de odios y cuestionamientos a la verdad histórica.
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