Sergio López Arias


Quienes la vida nos dio la oportunidad de poder acceder a la educación superior en la ciudad de Manizales, tendremos que decir que hicimos parte de una ciudad Universitaria, si bien históricamente desde su proceso de colonización los ciudadanos oriundos de Manizales tienen un perfil y pensamiento de talante conservador, el mundo universitario es un espacio supremamente abierto al pensamiento, al cambio y a la multidiversidad de culturas de todo el país.
No fue raro para nosotros compartir nuestras aulas de clases con compañeros de todos los rincones de Colombia, sus voces eran la mayor muestra de la torre de Babel en el idioma español, las costumbres, formas de vestir, música y demás, embellecían la vida universitaria, en sí todo lo anterior era muestra de esa Manizales Ciudad Universitaria de Colombia, nombre que, podremos corroborar todos, es una distinción que solo aplica hacia el interior de la vida universitaria, no hacia la parte externa de la misma. Por el contrario, quienes no han entendido el alcance de tal condición en Manizales son las propias autoridades.
Son pocas las acciones materiales que permiten que ese mundo tan diverso se pueda sentir en todos los rincones de la ciudad. Al estudiante de afuera se le ve como un simple cliente de restaurante y servicios de hospedaje, un cliente que aporta cera de 300 mil millones de pesos por año a la economía local, pero se olvidan del ser humano, del miembro pluricultural que vienen a compartir sus experiencias a la ciudad.
Basta con pensar simplemente en los estudiantes de los municipios de Caldas, en especial de la región centro sur, para darse cuenta que poco o nada les importan a las autoridades de Manizales que estos se sientan cómodos y parte de su ciudad capital. Situaciones como el transporte público y la alimentación no son preocupaciones de la capital, si bien las universidades desde las áreas sociales tienen programas de subsidios, posadas y demás, las autoridades departamentales y municipales poco hacen por asegurar que estos estudiantes se sientan cómodos en la ciudad.
Hoy se escuchan voces de un sistema estratégico de transporte, pensado de la ciudad para la ciudad. Alguna vez Chinchiná estuvo cerca de unirse al Área Metropolitana Centro Occidente de Risaralda y asegurar transporte urbano desde la Virginia hasta Chinchiná, la presión política de Caldas no la dejó.
Es lamentable cómo la capital solo piensa en los suyos y se olvida, como lo ha hecho siempre, de vernos como región. Si eso lo pensamos los propios caldenses, qué pensarán nuestros jóvenes de otros departamentos ante una ciudad indolente de su presencia, de la ciudad que llaman las autoridades “Ciudad Universitaria”, pero sin hechos reales para los mismos.
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