Pbro. Rubén Darío García


Rubén Darío García Ramírez
Hemos vivido intensamente la Jornada Mundial de la Juventud. La Palabra del Señor en este día nos enfrenta a nuestra misión en la historia: Anunciar el Amor. Este amor se ha concretado en Jesucristo, quien nos ha amado hasta el extremo, ofreciendo su vida en una cruz para que todos nosotros fuéramos libres de la esclavitud del pecado. 512 jóvenes aceptaron peregrinar con la Conferencia Episcopal de Colombia.
En la eucaristía llamada de “envío” el Santo padre Francisco animó con ardoroso impulso misionero a los jóvenes: “No tengan miedo”. Las mismas que nos anuncia la Palabra de Dios hoy: “No les tengas miedo, desde ahora te convierto en plaza fuerte, columna de hierro y muralla de bronce frente a todo el país”. Palabras que empujan, animan, imponen avanzar siempre hacia adelante.
Bien pueden ser aplicadas estas imágenes a los jóvenes que han participado en la JMJ. El Papa les ha dicho entre otras cosas: “No al cansancio de la esperanza”. Esta frase ha hecho que más de 700 mil jóvenes vibrasen ante la magnitud del reto. No podemos entrar en la vida sin la práctica de las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Amor. El mismo texto nos anuncia: “La más grande es el amor”.
La Jornada mundial fue una verdadera expresión del amor manifestado por Dios, quien nos amó primero. Este amor se manifestó en la acogida que los habitantes de Panamá dieron al grupo de peregrinos, los cuidados que han tenido con ellos; las iniciativas de conocimiento en la ciudad; la buena alimentación, el transporte y demás detalles que dejan ver una nación acogedora.
Especial énfasis puso el papa en uno de sus mensajes, para intoducirnos a la gran misión del católico en el mundo: “Ustedes no son el futuro de la Iglesia, ustedes son el presente de la Iglesia”. Esta fuerza de la palabra señala la importancia que para Cristo tiene esta misión. Se espera bastante de los jóvenes. Se ve con frecuencia que el joven no es escuchado; más bien ha entrado en la “cultura del descarte”; al joven se le humilla aprovechando mano de obra “barata” y prometiéndole progreso y educación. El llamado del Santo Padre es a no quedarse callados y vencer la indiferencia: ser conscientes de cómo va el mundo.
Jóvenes de tantas naciones reunidos en la Eucaristía pudieron experimentar este tipo de amor. Con nuestra manera de vivir vamos a anunciar a Jesús, por las calles y en las parroquias. Vayamos a gritar que “Jesucristo ha resucitado”.
Los jóvenes son el presente de la Iglesia. La Jornada deja desafíos y tareas para los peregrinos: En todo amar y servir, clave real para alcanzar la felicidad.
Jeremías 1,4-5.17-19; Salmo 70; 1 Corintios 12,31-13,13; Lucas 4,21-30
Director del Departamento de estado laical de la Conferencia Episcopal de Colombia
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015