Mis papás se casaron hace 70 años, en 1951. Se habían conocido un año antes cuando ambos trabajaban en el diario La Patria de Manizales. Mi papá hacía oficios administrativos y antes había sido el telegrafista del periódico, ejerciendo una destreza muy escasa y hoy prácticamente desaparecida: la lectura y escritura en clave morse. Al final de la Segunda Guerra Mundial, con 18 años, transcribía las noticias que llegaban por el telégrafo desde Europa e informaba de los avances de los Aliados, para que estos eventos aparecieran en la edición del día siguiente. Como cosa curiosa hoy, tenía el periódico una especie de vitrina en la que mi papá anotaba en un tablero el resumen de los hechos y los curiosos leían desde la calle. Mi mamá dentro de los oficios que realizó fue la pagadora, la que entregaba el cheque a los empleados al final del mes. Allí se conocieron, fueron novios y se comprometieron. Luego mi papá se fue a trabajar a otra parte y mi mamá, como era usual en ese tiempo, se dedicó al hogar después del matrimonio. Siempre guardaron un recuerdo muy grato del periódico, y en especial de su director y jefe, el doctor José Restrepo.
Desde hace casi 50 años tengo la imagen del periódico debajo de la puerta de mi casa, o ya en la mesa del comedor, muchas veces todavía con el fuerte olor a tinta. Recuerdo a mi papá leyéndolo de primero mientras desayunaba. Nunca omitió leer La Patria como un ritual diario hasta sus 92 años en que partió. Todos en la casa también pasábamos por sus páginas con base en los intereses de cada uno. En la adolescencia me iba directo a las páginas deportivas para buscar qué pasaba con el Cristal Caldas, o el Varta Caldas, y más adelante nuevamente Once Caldas. Los días previos al partido se leía sobre las expectativas del juego y la posible alineación, y al otro día del juego la crónica, y las fotos de Carlos Sarmiento que eran como recrear el partido. Hay que recordar que los goles por televisión los empezaron a pasar a principios de los años 80, entonces antes el fotógrafo tenía que ser sumamente hábil para capturar el momento del gol. Y como joya del fútbol estaba Nuevo Estadio, de alguna manera el equivalente al Gráfico de Argentina. Todo esto liderado por un periodista enorme: Javier Giraldo Neira. También estaba pendiente si salían noticias de tenis, deporte que practicaba con entusiasmo en la época de colegio.
Más adelante llegó la universidad, y como estudié Derecho empecé a tener interés en las noticias del Estado y el gobierno, así como de la política. Y daba pasadas por lo que se llamaba la ‘página roja’, que destilaba sangre e informaba de la vida del bajo mundo y el crimen. Hoy se le llama a esta sección Sucesos, para suavizar un poco el rigor de su contenido, pero es un esfuerzo perdido, pues los relatos son tremendamente duros y dolorosos. Y así fueron pasando los años, pero siempre acudiendo a La Patria como la brújula o mapa que nos muestra qué está pasando en la ciudad y el departamento, sin olvidar el país y el mundo.
Hace 15 años llamé a Nicolás Restrepo, director del Periódico, y le pregunté si era posible contar con una columna en el diario. Él, como siempre generoso y amable, me ofreció un espacio quincenal, el cual he usado desde entonces. La actividad de escribir esta columna ha sido una de las más importantes de mi vida profesional desde entonces, y más allá, ha sido motor para una permanente exploración vital, en el ánimo de compartir con los lectores reflexiones sobre la sociedad y nuestro rol en ella. Solo tengo agradecimientos con Nicolás, Pacho Arias y Offir Cardona, así como con todo el equipo de la sección de Opinión, siempre dispuestos a colaborar. Quiero destacar el respeto profundo desde la dirección con los contenidos de mis columnas, respeto que se enmarca dentro de un espíritu profundamente democrático del periódico.
Alguna vez, hablaba con una querida amiga, experta a nivel nacional en temas de comunicación y periodismo, estábamos conversando sobre el periódico, y me hizo esta reflexión: “la importancia de La Patria para Manizales la podemos ver con una pregunta ¿Qué sería de la ciudad sin un periódico?” Para mí es impensable.
Gracias a La Patria por estos 100 años y con seguridad lo que viene será muy bueno.
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