En tiempos pretéritos, cuando los maestros de la vieja guardia periodística nos daban, sin ningún costo, sabias enseñanzas alrededor de los rudimentos esenciales del oficio, los veteranos coincidían en ponernos el mismo ejemplo para aprender a distinguir entre lo que era y lo que no era noticia.
Don Juan Roca Lemus, el gran “Rubayata”, sacaba una parte de su valioso tiempo como director de la Biblioteca Marco Fidel Suárez, de Bello, para hablarnos de periodismo a un pequeño grupo de muchachos de la localidad que soñábamos con militar algún día en las llamadas filas reporteriles del cuarto poder.
El estribillo decía a la letra. “Si un perro muerde a un hombre, eso no es noticia. Pero si hombre muerde al perro, sí lo es”.
Muchos años después de habernos aprendido la máxima de “Don Ruba” se la escucharíamos, en Bogotá, en un seminario para corresponsales de “El Espectador”, a don José Salgar, el mítico “Mono” que le hacía la segunda a don Guillermo Cano desde la sub-dirección del decano de los diarios de Colombia.
Corrió bastante agua por debajo de los puentes para que se diera -muy lejos de Bello y Bogotá- el episodio del hombre que mordió al perro.
Acaba de suceder en New Hampshire, Estados Unidos, desde donde las agencias de prensa dieron cuenta, así, del increíble suceso:
“Un hombre que mordió a un perro policía fue arrestado por las autoridades, en la ciudad de Boscawen. Cuando atendieron una llamada de emergencia por un tiroteo, uno de los implicados, que se resistía al arresto, se escondió para emboscar al canino al que primero intentó estrangular y luego mordió. El sospechoso enfrenta los cargos de resistencia a la autoridad; ataque a un oficial e interferencia con los procesos policiales. Las autoridades informaron que el canino, de raza Pastor Alemán, lleva el nombre de “Veda” y se encuentra en buen estado, luego del mordisco que le propinó el delincuente”. (Texto publicado el jueves último con el ante-título “Para no creer”, en el diario “El Colombiano”, de Medellín).
Decíamos nosotros en el párrafo de entrada de un Contraplano publicado en septiembre de 2003, titulado “El mejor amigo del perro”:
Aquel dispensador de títulos que algún día decidió, autónomamente, proclamar al perro como el mejor amigo del hombre, incurrió en una falla: no tuvo en cuenta la previa opinión del can que trataba de agasajar… Para el perro (se supone) su mejor amigo es aquel que lo tiene más como mascota o acompañante que como guardián o arma temible contra los ladrones; que lo pone a dormir bajo techo, bien abrigado, protegido del frío y la lluvia; que comparte con él los mejores manjares, sin embolatarlo con los concentrados para animales y lo saca de paseo con alguna frecuencia.
Los canes siempre han tenido espacio importante en el cine, la televisión, las tiras cómicas y la política y con su meneo de cola saben conquistar el afecto de toda la familia.
Cerremos con los nombres de un puñado de perros famosos:
Nipper, el de la RCA Víctor; Lassie, Laika, Diablo, Pluto, Lara, Daisy y Esnerto, el de Olafo, el amargado.
La apostilla: El finado comediante mejicano Roberto Gómez Bolaños (“Chespirito”) le mezclaba regularmente humor canino a sus libretos. Van dos chascarrillos de su inspiración: 1) Cuando a uno lo muerde tres veces, en dos semanas, el mismo perro, eso es, ni más ni menos, un remordimiento. 2) Si en su vecindario hay un perro que ladra mucho y no deja dormir, el cuadrúpedo es algo así como un perro ladrón…