No esperes para valorar los momentos, solo cuando se han convertido en recuerdos. Los vínculos afectivos saludables aportan claridad y bienestar, mientras que los tóxicos afectan psicológicamente, generan sentimientos negativos y confusión.

Los vínculos sanos tienen las siguientes características:

1. Se basan en la elección, no en la obligación, la culpa o la dependencia.

2. Son nutritivos, enriquecen intelectual y emocionalmente.

3. Son flexibles, se adapta a las circunstancias, no son absorbentes.

John Gottman habla de los tóxicos en las relaciones, que son actitudes negativas que al emerger sin control, hieren.

Entre ellos destaca:

1. Culpar o criticar: se focaliza en atacar al otro. Se constituye en una ofensa directa a la identidad del interlocutor, bien sea una persona o un colectivo. Su efecto es muy destructivo.

2. Actitud defensiva: no contribuye a la resolución del conflicto. Genera mucha tensión y no posibilita centrarse en el foco de la conversación. Se apoya en excusas para negar la responsabilidad personal y se inicia una escalada de quejas y culpas, que generan daño y distanciamiento.

3. Aislamiento: evita y no se enfoca en resolver los problemas. Se rodea de una muralla, permanece en silencio, se niega a establecer conexión, se retira o renuncia. No debe confundirse con el aislamiento temporal, que es sano en momentos de gran tensión, dado que busca una mayor serenidad que beneficie el dialogo posterior.

4. Arrogancia o desprecio: actitud de ironía despreciativa, sarcástica, cínica y en casos extremos, el insulto. Se subestima e irrespeta a la otra persona.

Estas toxinas suelen estar presentes en las interacciones y su empleo frecuente tiene un efecto destructivo en los vínculos.

¿Cuáles de ellas empleas en tus relaciones?

* Psicóloga, magíster y docente de la Universidad de Manizales.

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“Las actitudes negativas al emerger sin control, hieren”.