Mario César Otálvaro

@macotal

Reventado por dentro, sin ambición, con técnicos emergentes y una deprimente exposición en campo, cierra ciclo Once Caldas en la temporada 2020.

Final de una era para el olvido, llena de frustraciones y resultados malos, en la que no tuvo protagonismo, y que pasará como una más sin ninguna gracia.

3 años en los que alejarse de descenso fue el trofeo, lo que quizá refleja la calidad de un orientador más enfocado a esas categorías de abajo, que a luchar puestos de punta.

A eso limitó a Once Caldas, a buscar los cuadrangulares, sin lograrlo, e impune porque su mal llamado proceso -conformista y perdedor- gozó siempre del apoyo de los dueños.

Bodhert se irá con 3 eliminaciones consecutivas, divorciado con el plantel, con los periodistas que lo recriminan, y con la reprobación general de un público que lo adoró cuando llegó.

Razones del desencanto, su discreto desempeño, los desaciertos en la conducción, el nunca ganar partidos decisivos, y ubicar a Once Caldas en los del lote intermedio. ¡Y pensar que a comienzos de siglo fue el equipo de la década, con 3 estrellas y 1 Copa Libertadores!

Eran otros tiempos, en los que la pasión superaba la pobreza, y la administración corría por cuenta de gente con sentido de pertenencia, y respeto por la hinchada, y por la prensa.

Con entrenadores preparados, con propósitos altos, a quienes se les exigía, y llegaban con mentalidad ganadora y afán de superación.

Flojo balance también para Pineda y compañía, y un molesto antecedente, cuando se asegura que Tulio Castrillón continuaría como presidente, así haya cambio de dueños.

Su arrogancia en el manejo del Club, el trato a los empleados, y la nula relación con los medios y el entorno, desacreditan su permanencia.

Compraron en 2012 -15 torneos cortos con 8 eliminaciones- solo destacando en el último lustro el quinto puesto con Javier Torrente en el segundo semestre 2015. Urgente a la sazón un cambio de aire, que se agilice la venta que lleva casi 4 meses sin que se materialice, aunque siempre se dijo que era para enero.

La falta de información oficial, tanto como el largo período de conversaciones, dan pie a cantidad de especulaciones con versiones de todo tipo. Tanto es así que algunos dedicados a desmentirla han salido en sus espacios a decir que la negociación se cayó. ¿Y si no había nada como diablos entonces está por caerse?

Lo ideal es que se concrete, que se adelante la operación para que pronto se conozca el nuevo entrenador y se gestionen los refuerzos.

Entretanto, mañana contra Patriotas opción viva para intentar la semifinal en la denominada Liguilla, certamen con buen botín, de mínimo interés para los aficionados.

Las bondades de Dimayor en esta temporada difícil le siguen brindando posibilidades, con un camino largo aun para alcanzar la plaza por un cupo a la suramericana.

Con el triunfo pasará como mejor segundo, pues por sana lógica Millonarios -que es mucho más que Chicó- debe ganar el grupo. Si no, chao al torneo, y año nuevo, vida nueva.

Hasta la próxima...