María Carolina Giraldo


La necia y poco constructiva pelea regional que sostienen algunos ciudadanos y mandatarios de Manizales y Pereira, que aún sobrevive por torpezas como la del Alcalde de ésta última de tener como lema de gestión: Pereira capital del Eje, tiene dos símbolos importantes.
El primero: la construcción del teatro Los Fundadores. El segundo: los aeropuertos regionales. El teatro fue el florero de Llorente, mientras que la disputa por las terminales aéreas encarna y visibiliza toda la ingenuidad y el sinsentido de mantener este conflicto, en lugar de una alianza con una ciudad que se encuentra a 50 kilómetros de distancia.
En el Eje Cafetero confundimos aeropuertos con desarrollo, creemos que el municipio que, finalmente, logre tener en su territorio la necesitada terminal aérea regional tendrá más empleo y riqueza que aquel que no lo tenga. Nos equivocamos en esa percepción. Un aeropuerto de la dimensión requerida en el Eje Cafetero no generará puestos de trabajo significativos, tampoco ingresos importantes para el municipio, ni para los ciudadanos del lugar que lo albergue. Por el contrario, sí creará, para las ciudades y pueblos del Eje, la posibilidad de traer turismo, inversiones, pares académicos, socios comerciales, entre otros, sin mayores contratiempos.
Por esta incapacidad de ponernos de acuerdo sobre donde debe llevarse a cabo esta obra, durante muchos años, creímos en Manizales que el mal servicio que presta Avianca en la ciudad se debía a que el presidente de la aerolínea era una pereirano comprometido con la idea de fortalecer el aeropuerto Matecaña como la terminal aérea regional. Paralelamente, en 2013 se instaló un nuevo equipo de navegación que permitía mejorar la operación del aeropuerto La Nubia y Avianca compró una flota de ATR 72 para reemplazar los Fokker 50. En diciembre de 2015, Fabio Villegas dejó la presidencia de la aerolínea, todo parecía estar listo para que Manizales tuviera un mejor servicio por parte de Avianca. Sin embargo, nada de esto cambió, la atención sigue siendo muy deficiente.
Desde una lógica empresarial, no tiene sentido que Avianca busque cubrir el recorrido Bogotá-Manizales aterrizando en Pereira, Armenia o Cali, como sucede frecuentemente. Parece irracional que para la aerolínea resulte más rentable buscar aeropuertos alternos que aquel en el cual se estableció inicialmente la ruta. Tampoco parece razonable que Avianca pretenda dar prioridad al aeropuerto de Pereira porque éste ha estado copado en su capacidad y la oferta de la aerolínea para reemplazar los vuelos cancelados a Manizales, en los últimos días, ha sido a la ciudad de Armenia. En este contexto, no resultan claras situaciones como la que ocurrió el pasado 29 de junio con el vuelo 8400 que cambió su ruta hacia Pereira porque desde las oficinas de Avianca en Bogotá informaron al piloto que en el aeropuerto La Nubia no había el combustible necesario para el avión. Tras la molestia de los pasajeros, la aeronave tuvo que hacer el recorrido Pereira-Manizales. Posteriormente, Inficaldas, entidad que administra el aeropuerto La Nubia, informó que se contaba con el combustible necesario para atender el avión.
Las explicaciones de Avianca para justificar su deficiente servicio son de lo más excéntricas y variopintas, evidentemente, la que se usa, mayoritariamente, es el mal clima, aunque en muchos casos aviones de otras aerolíneas pueden aterrizar en Manizales en condiciones que la tripulación de Avianca encuentra adversas. Han llegado, incluso, a cancelar vuelos por mal tiempo con más de doce horas de anticipación, también es común que se suspendan o se retrasen los mismos motivados en situaciones de: mucho calor, alta luminosidad, fallas técnicas en los aviones, sobrepeso, falta de personal, olvidos de los pilotos de algunos objetos, retrasos de la tripulación por trancones en Bogotá…
Es posible que un mejor entrenamiento de sus pilotos para afrontar los retos de La Nubia, pueda permitir a Avianca un mejor servicio al cliente y menores contingencias para la aerolínea. Esta situación también sirve como un nuevo llamado sobre la urgencia y la importancia de contar con un verdadero aeropuerto regional que pueda cumplir con las necesidades de los ciudadanos del Eje Cafetero. Resulta desconcertante que con esta realidad, nuestros políticos y líderes locales prefieran seguir dándole prioridad a sus egos y peleas personales antes de sacar adelante una obra para impulsar el desarrollo regional que, al parecer, ya cuenta con los recursos y el visto bueno del Gobierno Nacional.
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