Luis F. Gómez


La Procuraduría General de la Nación llamó a audiencia al expresidente del Senado, senador Ernesto Macías, para responder en juicio disciplinario por su “última jugadita” con que violentó el Estatuto de la Oposición en el Congreso. La Procuraduría de manera diligente y rápida decidió asumir de oficio el caso luego del escándalo que generó el senador el pasado 20 de julio.
¿Por qué tanta diligencia del Ministerio Público? Por el bien jurídico tutelado: el ejercicio de la oposición en una democracia. Nuestra democracia es muy frágil, tiene múltiples dimensiones que requieren todavía consolidarse, tiene muchas imperfecciones para corregir. Por ello, un atentado contra la democracia por un alto dignatario del Estado debe ser objeto de ejemplarizante sanción.
¿Qué busca un juicio disciplinario como este? La Corte Constitucional cuando revisó las normas del Código Disciplinario señaló que: “En el proceso disciplinario contra servidores estatales se juzga el comportamiento de éstos frente a normas administrativas de carácter ético destinadas a proteger la eficiencia, eficacia y moralidad de la administración pública (…) su finalidad es la de garantizar el buen funcionamiento, moralidad y prestigio del organismo público respectivo”.
La Procuraduría hace la valoración de los hechos y lo califica: “Grave a título de dolo, por el conocimiento y la voluntad de una presunta violación de los principios a la igualdad, imparcialidad, a la participación política efectiva y el pluralismo político, y a la moralidad”. Según el Código Disciplinario, la sanción que le puede ser impuesta es la suspensión en el ejercicio del cargo e inhabilidad especial, que está prevista para las faltas graves dolosas.
¿Por qué tan grave? Por ser atentado contra las condiciones de existencia de una democracia pluralista. En efecto, desde el siglo XIX hasta nosotros, la sociedad occidental ha logrado un consenso en torno a la idea de “democracia”, recogiendo el principio de la soberanía popular de los griegos, los principios de separación y equilibro de poderes de la república romana y las ideas de libertad y dignidad de los pensadores liberales. Desde entonces, la democracia ha adquirido muchas formas y matices, pero requiere también de unos principios básicos como el respeto a las reglas de la discusión política y a la voluntad el pueblo expresada en el escenario electoral. El respeto de la oposición es clave para que una democracia funcione.
Qué bueno que la Procuraduría General, que el señor procurador Fernando Carrillo ha llamado la Procuraduría de la gente, tome cartas en este tipo de situaciones de forma efectiva y rápida, pues envía un saludable mensaje a los funcionarios públicos sobre el respeto y defensa de la democracia.
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