La tecnología es fuente de inspiración si la asumimos críticamente, o sencillamente una nueva esclavitud si caemos en sus manos ingenuamente. En efecto, se advierten los retos que enfrentamos y lo que debemos hacer y debemos cuidar, ahora que la tecnología se impone. La cuarta revolución industrial con todo su peso y dinámica ha irrumpido. No es si va a ocurrir o no. Ella está ya entre nosotros. Las preguntas son: ¿Cómo la vamos a sumir? ¿Qué vamos hacer con ella?
La transformación digital se ha convertido en el ADN de muchas organizaciones. No obstante, debemos recordar que el centro de la reflexión debe estar en las personas, en lo humano, en el sentido de la vida, que son tocados por la tecnología. Por ello, se entiende que el informe de la Global Innovation Network for Education (GUNI), habla de la conectividad y del acceso a las nuevas tecnologías como “un derecho humano fundamental”, por eso debemos sumarnos a los esfuerzos que se hacen para mejorar acceso, cobertura y consolidación de una sociedad del conocimiento que preserve el mundo y la vida.
Pensar en la transformación digital también nos hace conscientes de que asistimos a un cambio de época, y en este sentido, a “un volver a nacer” de las organizaciones y de los que en ella existimos. Esto es algo que viene sucediendo desde hace algunos años a través de la digitalización, pero se siente como una verdadera transformación digital gracias al cambio real en las instituciones y personas, en sus procesos y estructuras o arquitecturas.
Lo que sí debemos cuidar con mucho cuidado es el principio de la sociedad como posibilidad de construcción entre todos de un tejido social de interacción. La tecnología, con el cúmulo de información y la manipulación por los algoritmos, está atentando contra la vida social y la democracia. Por ello, una actitud crítica será clave frente a la transformación digital, que nos permita tomar distancia de ella y desenmascarar las trampas mediante las cuales diluye la subjetividad en perfiles y tribus, muchas veces manejadas desde las tenebrosas bodegas, o por el todopoderoso algoritmo. Igualmente, corresponde recuperar la libertad que muchas veces es convertida en vulgar selección consumista manipulada. Así, pues, ser críticos es una invitación a que pensemos profundamente para qué utilizamos la transformación digital.
La invitación es a recuperar la deliberación en sociedad, que nos lleve a la verdadera democracia, y todo ello pasa por la necesidad de escucharnos y hablar entre distintos. Recuperemos la conversación social, para que la transformación digital no nos fracture como sociedad. Bienvenida la Transformación Digital si es para ayudar la gestión, para resolver problemas, para ofrecer oportunidades. Pero si es para atraparnos acríticamente en sus garras, será una degradación de la humanidad.
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