Luis F. Gómez


Celebramos el 25 de diciembre el nacimiento de Jesús, un Dios que quiso compartir la humanidad. ¿Qué nos aporta la encarnación y el nacimiento de Dios a la comprensión de lo humano?
El teólogo Leonado Boff escribió un interesante artículo sobre la concepción del ser humano en el marco de la ecología integral, dando una relectura a la encíclica del cuidado de la casa en común del papa Francisco. En este artículo rompe con el antropocentrismo que siempre hemos tenido a la hora de explicarnos en el mundo, la ecología integral nos pone más que en centro, en diálogo con todo el sistema, en medio de una profunda complejidad. Complejidad que refleja también lo difícil de encontrar equilibrios estables en todos los frentes.
El siguiente párrafo de Boff, donde trata de responder a la pregunta ¿quiénes somos en cuanto humanos?, nos puede iluminar: “Somos un eslabón de la cadena de la vida; un animal de la rama de los vertebrados, sexuado, de la clase de los mamíferos, del orden de los primates, de la familia de los hominidas, del género homo, de la especie sapiens/demens, dotado de un cuerpo de 30 mil millones de células y 40 mil millones de bacterias, continuamente renovado por un sistema genético que se formó a lo largo de 3.800 millones de años, la edad de la vida; que tiene tres niveles de cerebro con cerca de cien mil millones de neuronas: el reptiliano, surgido hace 300 millones de años, que responde de los movimientos instintivos, en torno al cual se formó el cerebro límbico, responsable de nuestra afectividad, hace 220 millones de años, y completado finalmente por el cerebro neo-cortical, surgido hace unos 7-8 millones de años, con el que organizamos conceptualmente el mundo”.
El ser humano, más allá de lo que es, plantea un sentido. Y es precisamente a éste al que le abre un horizonte bien bonito la fiesta de Navidad, de ese Dios que toma la condición humana y se sumerge en la historia. Boff lo plantea así: “Nos recuerda esa singularidad del ser humano de no solo aprehender la presencia de Dios, sino que puede entablar con él un diálogo de amistad y amor. Dios hace presencia cercana y solidaria con el hombre en su historia”.
El mensaje más bonito del nacimiento radica también en la forma en que se dio. De manera humilde y sencilla. Dando un mensaje muy fuerte de cuidar toda la vida allí donde está en forma germinal. Allí donde brota la vida, hay que proteger. La imagen del pesebre, con su Madre, con la presencia de los animales, con la alegría de los pastores, y una gran estrella iluminando. Recuerda cómo lo hermoso de la vida no necesita de muchas cosas, sino de una disposición y apertura a leer los signos de Dios en la historia. Ese signo del Dios con nosotros, lo celebramos en esta fiesta de Navidad.
¡Feliz Navidad!
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015