Luis F. Gómez


Los servicios de educación y salud ganaron hace más de 20 años en descentralización de recursos y responsabilidades. En algunos de los municipios han recibido los recursos, pero no asumen sus responsabilidades. Y ha llegado la hora de evaluar la tarea de los municipios. Algunos la han hecho muy bien y pueden ser referencia para muchos de ellos. Pero hay otros tantos que han dilapidado por falta de eficiencia y otros que sencillamente se han robado los recursos para la inversión social.
Muchas son las necesidades insatisfechas a nivel de educación y de salud. En la primera en cobertura se ha ganado sensiblemente, pero en calidad, todavía hay una enorme deuda con las nuevas generaciones. En salud, con el sistema de protección universal y con pagador último al Estado, la cobertura efectiva es deficiente, no solo por la no atención, sino también por la tardía atención, y en calidad se ha ganado, pero hay brechas muy grandes. No pocas de las necesidades insatisfechas son atendidas por vía judicial a través de la tutela, algunas veces con prontitud, otras veces obedeciendo no al interés general, sino a interés particular de empresarios de la salud.
En reiteradas oportunidades cuando se observan los problemas en educación y salud, inmediatamente se ponen los ojos inquisidores sobre los respectivos ministerios, cuando el responsable primero está ahí a la vuelta de la esquina: las alcaldías y los alcaldes, esta es la lógica de la descentralización. Los municipios son los primeros responsables. Y como tal ahora que están diseñando los planes de desarrollo, es fundamental que los municipios también se coloquen metas propias en cada uno de los campos de bienestar de las comunidades.
Hay mucho por hacer y mucho que ganar en eficiencia en la prestación de servicios sociales. La evaluación de docentes es todavía un pendiente de nuestro sistema de educación, por ejemplo. Y así pueden existir muchos casos. Por ello insistimos es ahora con los Planes de Desarrollo municipales que hay la gran oportunidad para lanzar procesos dinamizadores desde los territorios, desde el lugar donde están presentes las necesidades.
La evaluación de la descentralización es importante, hay que buscar nuevas formas para asegurar en los municipios, especialmente los pequeños y alejados, que estén respondiendo de veras con las responsabilidades que tienen.
Si no se hace nada en los municipios que están prestando un deficiente servicio, la descentralización lo que hará es generar nuevas brechas o empeorar las existentes entre las comunidades pobres y el resto del país. Los municipios deben complementar los esfuerzos que se hicieron con la descentralización. La pregunta ¿cómo complementar? Tiene que ver con gestión, transparencia y esfuerzo fiscal, es decir, siendo eficientes, no robándose los recursos, y colocando recursos nuevos provenientes de la fiscalidad municipal, comenzando por el impuesto predial.
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