Colombia ha demostrado resiliencia en la recuperación de la actividad económica luego de la pandemia que nos afectó globalmente. El país puede sumar a la complejidad interna y externa de todo el orbe, la conmoción social que generó pérdidas económicas, polarización y debilitamiento de la confianza como capital social en las instituciones y entre los conciudadanos. Según el Índice de Normalidad Global que reporta The Economist, para diciembre de 2021, Colombia y Paquistán fueron los únicos países que regresaron a niveles económicos prepandemia. Nuestro país fue el que más se recuperó en una medición de 100 países, 108,5% de recuperación según el famoso ranking. ¿Cómo podemos aprovechar este resultado para generar estrategias de Prosperidad Compartida o crecimiento económico inclusivo?
Los más escépticos piden cautela pues se refiere en buena parte a como crece y se mantiene la informalidad en el empleo. El Dane, mostró que entre octubre y diciembre de 2021, la ocupación informal llegó a 48,1% en las más grandes ciudades, algo que no extraña a los economistas colombianos que ven en este fenómeno un problema estructural del país.
Las comparaciones entre países sirven para diagnosticar la salud de los sistemas económicos. Desde que Colombia entró a ser parte del OCDE se disponen de estas radiografías comparativas con mayor oportunidad y precisión. Jens Arnold de la OCDE ratificó que Colombia, en el contexto latinoamericano muestra gran recuperación de su actividad económica y sigue recobrando empleos perdidos por la pandemia, y si bien la inflación está al alza, los niveles están bajo control.
En el plano interno, se evalúa que el incremento en el salario mínimo, con un valor superior al de la inflación observada, acompañado de la desindexación de algunos precios y tarifas, fue un acierto. Estas medidas han transmitido nueva información con efectos positivos esperados en la economía en términos de consumo real, no solo por el incremento del poder adquisitivo, sino por la forma en que se tomó la decisión y por cómo estas medidas trataron de beneficiar a los más vulnerables de la sociedad considerando el bienestar de todas las partes. El Banco Mundial habla de la prosperidad compartida como el nuevo indicador que hace seguimiento al aumento de los ingresos del 40% de las personas más pobres de un país. Este indicador, señalan los economistas, cambia el modo en que se mide el progreso, porque implica tomar decisiones económicas considerando ayuda para quienes más necesitan. ¿Cuál es el lunar? La dificultad creciente que hay para formalizar a la los subempleados. Vincular al sector formal es generar mayor estabilidad y productividad. Esto será más complicado.
Pese a lo anterior, la distribución del ingreso, la financiación del gasto público a partir de los impuestos, la informalidad laboral y la productividad no fueron tendencias virtuosas en el desempeño de la economía colombiana cuando nos comparamos con otros países. Aunque hay políticas en marcha y logros parciales, seguimos buscando la manera de enfrentar estas tendencias seculares negativas, o comportamientos económicos persistentes de largo plazo estructurales en Colombia.
Para lograr la Prosperidad Compartida, Colombia podría trabajar por un proyecto nacional con metas alrededor de los ODS en 2030, objetivos que hacen que todos miremos hacia el mismo lado.
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