En las Ciencias Sociales ha existido una disyuntiva entre lo cuantitativo y lo cualitativo, al punto de haberse definido corrientes que rechazaban los números sobre la realidad social, o viceversa. Hay disciplinas que basan su razón completa en los procesos numéricos, otras que valoran más los procesos de razonamientos social, y otras, pocas, que han permitido una alianza real entre números y discusiones sociales.
Independiente del lugar que se ocupe en este espectro, la información debe entenderse, ordenarse, analizarse y comunicarse, sea ésta en forma numérica o no. Cualquier ejercicio de toma de decisiones debería implicar acudir al contexto previo, acumular información, procesarla y tener los elementos necesarios para determinar qué camino tomar. Aquí, la naturaleza de lo cuantitativo va a permitir lecturas más precisas de lo cotidiano, y una lectura cualitativa implica una interacción social con el dato.
Para entender esto propongo un ejercicio didáctico que está más o menos cercano a la realidad. Cuando nos preguntamos por la movilidad de la ciudad y escuchamos que “no hay espacio para una moto más en las calles” (sugerencia didáctica). Se entiende que hay un problema de movilidad en Manizales. Podrían haber más motos de lo que permite la malla vial. Sin embargo, esta premisa, aunque refleja una dificultad que implica una lectura social, no nos da insumos certeros para saber cómo reaccionar frente a esta problemática. Quedarían muchas inquietudes: ¿Cuántas motos hay en Manizales? ¿Cuál es la capacidad de su malla vial? ¿A partir de qué momento en el tiempo empezó a volverse más lenta la movilidad en Manizales? ¿A quiénes afecta esta problemática?
Si respondemos a la misma pregunta diciendo que “para el 2019 se registraron 91 mil motos en Manizales, 3 veces más que las registradas hace 10 años” (Manizales Cómo Vamos, Informe de calidad de vida de Manizales 2019), podríamos tener conclusiones similares, aún sin conocer la capacidad de la malla vial en la ciudad, sabríamos que se ha tenido un incremento del número de motocicletas en la ciudad que podría incidir en la problemática de movilidad. Además, el saber que para el 2019 por cada 1.000 manizaleños hubo alrededor de 206 motos, estas son informaciones que genearían más insumos para la comprensión sobre la movilidad de la ciudad.
Gran parte de las preguntas que se realizan socialmente requieren incluir números o cifras en sus respuestas, que dan razón del comportamiento de una variable específica, que podría sumar precisión a la lectura de un problema social. De manera complementaria, el número por sí mismo no es tampoco suficiente, si no discutimos y analizamos bajo razonamientos sociales, no reflejarían precisión para la toma de decisiones, ni ayudarían a la resolución de problemas en la ciudad. Pero que si se abandonan, la discusión perdería peso y objetividad.
Como actores sociales debemos darle valor a la información y ver más allá de los números. Podemos ser más críticos y llevar a la ciudad a un mejoramiento continuo, sin darle toda la importancia a los números, ni descargar todas las decisiones en razonamientos sociales.
Esta es una de las intenciones de Manizales Cómo Vamos, donde contamos con más de 300 indicadores, los cuales, acompañados de discusiones e interpretaciones sociales, buscan servir de referencia para discusiones y toma de decisiones ciudadanas.
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