Juan Álvaro Montoya


No me gusta Nicolás Maduro ni su séquito. Lo he expuesto en repetidas oportunidades y no me cansaré de hacerlo. Él y su grupo han exprimido las arcas venezolanas, han sido responsables de la crisis humanitaria más grande en la historia reciente de América, han empobrecido la poderosa economía petrolera de su país y han demostrado, con hechos rotundos, que el “Socialismo del Siglo XXI”, que pregonan con eufemismos, está lejos de ser la panacea a la conflictividad social de los pueblos latinoamericanos.
Nada diferente podría considerar de su banda. Obsecuentes con el dictador caribeño, se han dedicado a patrocinar sus negocios particulares a costa del hambre y miseria colectiva. El egoísmo es su mantra y la calumnia el arma que esgrimen contra sus enemigos. El cinismo del que hacen gala produce risa, ira, enfado y hasta deseos de llorar. Impotentes, los defensores de la democracia nos inquirimos hasta cuando sufriremos este flagelo que ni nos mata, ni nos hace más fuertes. Diosdado Cabello, Vladimir Padrino, Delcy Rodrígez, Cilia Flores y otros tantos son verdaderas murallas que rodean al tirano mientras sus aliados llenan los bolsillos con petro-rublos o petro-yuanes que no paran de fluir. A esta lista de personajes se suma el colombo - venezolano Alex Saab.
Se debe caer muy bajo moralmente para apoyar una dictadura como ésta. No existe otra explicación para aparecer en los medios defendiendo lo indefendible y justificando un aparato criminal para el que valen los muertos, las detenciones arbitrarias, la persecución política y que usa todas las herramientas a su alcance para mantenerse en el poder sacrificando a sus famélicos ciudadanos que han perdido toda esperanza y que recorren sin rumbo las carreteras del continente. Pero, a pesar de mis malquerencias, los valores democráticos no pueden sacrificar la justicia para hacer justicia. No podemos saltar normas, ni violar la ley ni permitir entuertos en su aplicación para llevar ante los tribunales a los responsables de su violación. Aún los peores criminales y los responsables de delitos atroces (como muchos de los mencionados en estas líneas), tienen derechos fundamentales dentro de los cuales se encuentran la defensa técnica y el debido proceso. Pero la interpretación debe darse con sujeción a la ley.
Recientemente un juez ha fallado a favor de Alex Saab, para que éste obtenga acceso a información financiera de las entidades bancarias con las cuales sostuvo relaciones. Su abogado defensor solicitó, en ejercicio del derecho de petición consagrado en el artículo 23 de la Constitución Política de Colombia, acceso a los Reportes de Operaciones Sospechosas (ROS) a fin de garantizar y preparar su defensa. Debido a que esta información se consideraba reservada le fue negada, para lo cual fue necesario que mediara una solicitud judicial que concluyó que a Saab, representante de la dictadura en África, se le deben respetar y garantizar sus derechos y conceder la documentación solicitada.
El funcionario judicial le dio a la norma una interpretación que no comparto. En efecto, el artículo 14 de la ley 1581 de 2012 dispuso que “Los Titulares (de la información) o sus causahabientes podrán consultar la información personal del Titular que repose en cualquier base de datos, sea esta del sector público o privado” (paréntesis fuera de texto). Sin embargo, el literal b del inciso 2 ibídem, excluyó del ámbito de aplicación de la ley “… las bases de datos y archivos que tengan por finalidad la seguridad y defensa nacional, así como la prevención, detección, monitoreo y control del lavado de activos y el financiamiento del terrorismo;”. Ello implica que, tratándose de un proceso de lavado de activos, como el que le adelanta la Fiscalía General de la Nación a Saab, le está vedado el acceso a esta información. Otra sería su suerte si la causa se instruyera por otro punible, sin embargo, para el caso bajo análisis, la conclusión no puede ser diferente: esta solicitud debió negarse.
Solo la ley o una sentencia judicial en firme puede limitar el ejercicio de derechos y funciones públicas. El acceso de Saab a los ROE está proscrito por mandato legal en razón a la naturaleza de la investigación de que es objeto. Concederlo es un error legal que no tiene nada que ver con Saab como persona. Es un asunto de derechos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015