Jorge Raad


Aparentemente todo ha sido comprometido por la crisis derivada de la pandemia producida por la infección por el virus Corona. Sin embargo, hay excepciones a esta consideración simplista y corresponde a cada persona decidir luego de una reflexión, si la situación forzada por la que atraviesa ha incidido en su manera de ser.
La otra expresión que se enuncia por doquier: Nada será igual luego de esta inicial presencia del virus, es una afirmación discutible pero de características que también deben ser razonadas por el ser humano.
El extremismo no es la mejor conducta en épocas de crisis como la actual, y definitivamente en ninguna, aunque hay proclives a este estado ante cualquier dificultad que afronten.
Como se expresó, una vez detectado el avance de la infección viral a través del planeta y su aparición en Colombia, lo que dio origen a las medidas que implicaron a la mayoría de los ciudadanos, había que hacer un análisis sobre las responsabilidades derivadas de las normas que adoptaron o no, las autoridades de cualquier orden.
Ahora, luego de seis y medio meses con la presencia del virus en el país, comienzan a conocerse diferentes evaluaciones en todas las áreas implicadas en la vida de los colombianos. Es muy pronto para una valoración justa aunque el sentimiento se encuentre en uno de tantos lados.
A diferencia de algunos dogmáticos, el todo o las partes de las decisiones no se pueden calificar tajantemente como buenas o malas; se imponen las escalas.
En medio de tanto ir y venir, aparecer o desaparecer, comienzan a anunciar e imponer, porque no hay libertad aunque se exprese lo contrario, medidas que debieron ser aplicadas desde hace meses, cuando el análisis sereno, completo y oportuno de los hechos debió primar.
Además, ha sucedido lo que jamás debió ocurrir. La crisis ha sido politizada, abierta o disimuladamente, en algunos sitios. Sin embargo, lo que más llama la atención es la permanencia de unas medidas y la restricción de soluciones integrales. Una de las muestras es la evidente tasa de desempleo, la del gobierno y la otra, la real, como siempre ha ocurrido. Lamentablemente, la brecha social se ha ahondado más y será más dramática en la medida que pase el tiempo.
En medio de tanta maraña, pocos se han acordado de la bella escocesa June Datziel Almeida, 1930-2007, quien fue la primera persona en evidenciar objetivamente un virus Corona, a través del microscopio electrónico. Un instrumento que revolucionó la utilización de la microscopía porque llega hasta un millón de aumentos, cuando el aparato tradicional, -1590- Hans y Zacharias Jensen, logra una ampliación en promedio de dos mil veces.La vida de June Almeida, es ejemplar. Con el título de técnica en histopatología, laboró en varias universidades e institutos de investigación llegando a alcanzar por su dedicación y logros especiales en las observaciones de virus, el grado de doctor. Sus trabajos se extendieron a los virus de la hepatitis B, rubeola y rino. Muchos estudiaron en su manual para el diagnóstico rápido de las enfermedades virales, 1979, de la Organización Mundial de la Salud.La vida de June Almeida, apellido por su esposo venezolano, es una historia ejemplar de vocación, dedicación, tenacidad y proyección de lo que puede llegar a ser una persona que se propone metas y trabaja toda una vida para lograrlas. Sus trabajos con los virus Corona, hoy son causa de otras investigaciones que han llegado hasta la elaboración de una vacuna como las que se prueban hoy y que han permitido, lamentablemente, posiciones populistas en Colombia.
Nota: ¿Qué falta para Manizales Ciudad Universitaria?
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