Jorge Raad


Desde la evolución biológica, los seres con inteligencia han planeado su existencia. Adoptaban simples medidas que les permitían la subsistencia ante la inclemencia climática o la inhospitalidad del entorno. En la historia de la humanidad la planeación permanente ha sido una herramienta y quien mejor la utilizaba obtenía los réditos buscados.
En pleno siglo XXI, era cristiana, la planeación es una herramienta indispensable para establecer metas individuales o colectivas.
No es posible obtener el desarrollo armónico sin que se entrelacen los diferentes componentes que intervienen en las actividades de las personas, debido a que son ellas el objetivo de cualquier planeación. Un planeador no debe ser un advenedizo.
La planeación produce logros futuristas, independientemente del tiempo. Para planear se parte de la evaluación, sin ésta es imposible llegar a un próximo puerto debidamente racionalizado. Los logros intermedios igualmente deben ser estrictamente estimados, cuali y cuantitativamente, para hacer los ajustes de rigor. No hay lugar al quizá o al tal vez y menos al ocultamiento.
Las estrategias de planeación son diversas y cada persona o grupo planeador escoge las propias dentro de un marco de posibilidades pero todas enmarcadas dentro de al menos una factibilidad mínima. Los imposibles solo son medibles en los resultados.
Las instituciones de ámbito local, regional, nacional o mundial establecen sus propios planes de desarrollo que son estrategias válidas de planeación. Las Naciones Unidas es un organismo que hace estudios válidos para obtener logros que beneficien a los pobladores del planeta. En el 2015, estableció los Objetivos para el Desarrollo Sostenible en el 2030.
Los ministros y secretarios de Salud de los países americanos acaban de establecer la Agenda de Salud Sostenible para las Américas 2018-2030, mediante una convocatoria a la acción para la salud y el bienestar en el continente.
La visión, un acto de planeación, fue definida en los siguientes términos: “Aspiramos a un mundo sin pobreza, hambre, enfermedades ni privaciones, donde todas las formas de vida puedan prosperar; un mundo sin temor ni violencia; un mundo en el que la alfabetización sea universal, con acceso equitativo y generalizado a una educación de calidad en todos los niveles, a la atención sanitaria y la protección social, y donde esté garantizado el bienestar físico, mental y social; un mundo en el que reafirmemos nuestros compromisos sobre el derecho humano al agua potable y al saneamiento, donde haya mejor higiene y los alimentos sean suficientes, inocuos, asequibles y nutritivos; un mundo cuyos hábitats humanos sean seguros, y sostenibles y donde haya acceso universal a un suministro de energía asequible, fiable y sostenible.”
De la declaración anterior, sobrevienen preguntas: ¿Qué tan factible será? ¿En dónde se encuentran Colombia o Caldas? ¿Cómo lo harán el país y el departamento? ¿Qué están dispuestos a hacer los colombianos y los caldenses para lograr los objetivos?
En trece años tendrá que evaluarse este plan que es una verdadera tabla de equidad social. No parece sencillo el logro uniforme.
Si se observan en detalle las metas propuestas se identificará el alcance de la visión y para ello algunos ejemplos: “Poner fin a las epidemias del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles. Al 2020, reducir a la mitad el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico. Al 2030, garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación familiar, información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales. Proteger la salud pública y, en particular, proporcionar acceso a los medicamentos para todos. Aumentar considerablemente la financiación de la salud y la contratación, el perfeccionamiento, la capacitación y la retención del personal sanitario en los países en desarrollo. Al 2030, reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles mediante su prevención y tratamiento, y promover la salud mental y el bienestar.”
¿Qué tan dispuestos estarán los gobernantes, legisladores, directivos, políticos y colombianos, para trabajar y lograr las metas?
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015