Jorge Raad


No es raro leer o escuchar sobre la libertad indiscriminada que se pregona. Se argumenta como un derecho a ultranza. Es un contrasentido para la convivencia de los seres humanos. Nadie es absolutamente libre, aunque se proclame y se encuentre su mandato en el escudo de la patria.
Como se evidencia en las sociedades justas, la libertad tiene limitantes que hacen que el comportamiento de sus asociados se respete, porque se entiende que no será agresivo con los demás y entrarán en un espacio y tiempo de paz.
La paz no es debilidad, sino un signo de fortaleza. Para ser pacifistas se deben deponer las acciones que van en contra de los iguales desde la perspectiva del ser humano. ¡Qué difícil, pero no imposible! El verbo hipócrita lo impide.
La paz debe conducir a entender que los demás, aún los contradictores más férreos, tienen derechos que no deben ser conculcados. Aún más, se debe facilitar que obtengan lo que está restringido por el dinero, con sus ramificaciones, que en no pocas ocasiones agrede a los demás, porque ese factor no está equitativamente al alcance de todos.
No se pretende una ideología y pragmatismo comunista por encima de cualquier consideración humana, por ahora el occidente no lo acepta y sus sociedades determinan gobiernos que promueven acciones contra posibles cambios en el imperio del dinero, aunque finalmente las elecciones determinan otra cosa.
Hoy, los escalafones se difunden para mostrar cuál persona tiene más capital y a lo largo del tiempo las variaciones entre los cinco primeros son pocas. Lo que sí se observa son las brechas, cada día más amplias y profundas entre los seres. ¡Quién las cerrará!
La mayoría de los seres humanos aspiran a tener recursos que les permitan adquirir más bienes y servicios, que supuestamente ayudarían a su calidad de vida. Pero indudablemente ello no siempre depende del capital personal o familiar. La más importante calidad de vida se lleva dentro: la paz consigo mismo, sin que se deje deslumbrar por las luces fatuas de lo que es hoy pero mañana no será; o, ahora no, mañana sí y pasado no.
La mayor libertad que debe tener un ser humano es la que se relaciona con su vida personal, inclusive los derechos a vivir y morir dignamente, o a recibir cuidados paliativos. Entre todo el conglomerado restante se encuentra la definición y realización de su futuro académico, bajo las diferentes estrategias existentes, en la ciencia, la tecnología y el arte. Para llegar a ese punto de reflexión debe tener la máxima escolaridad requerida, que la Constitución le avala como un derecho.
Pero la libertad sobre su futuro se encuentra restringida por varios factores: vocación, capacidad mental, destrezas y económicos.
Frente al Estado no debería existir la limitación económica. Las instituciones estatales están para el servicio de quienes demuestran que pueden estar matriculados. Cuando el Estado, no el gobierno, porque éste es un instrumento variable de aquel, adopta políticas universales de ingreso y permanencia de estudiantes en sus instituciones, cumple con el fin para el cual está diseñada la república, lo que debe acontecer en Colombia.
La matrícula sin ningún costo para el estudiante de la educación superior del solo del primer ciclo y por una sola vez, es una decisión que no permite aplazamientos. Hay que entender que la carga financiera está radicada fundamentalmente en el Estado y secundariamente en la institución, la cual deberá diseñar vías financieras para reemplazar el aporte de las matrículas dentro del presupuesto general.
Lo que debe analizar y ejecutar cada entidad de educación superior estatal, desde los consejos superiores, es la adopción de una mejor administración de sus finanzas, con una técnica depurada en vigilancia y control, utilizando adecuadamente los nuevos recursos que le han prometido y que recibirá en los próximos tres años.
No es justo que todavía haya estudiantes que no pueden ingresar o continuar por carencia absoluta de medios para pagar una matrícula sin que la familia tenga que empeñar sus enseres o deje de vivir con dignidad. Y, no hablar de los créditos!
Nota:Albricias a la sociedad caldense por SES - Hospital de caldas , hospital universitario.
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