Guillermo O. Sierra


Si bien es cierto que la vida puede entenderse como una lucha constante, también cabe decir que se parece a una danza. Y la danza per se es libre. Y la libertad nos permite escoger, pero lo que no nos dice la libertad es cuál elección es mejor. La libertad inteligente puede crear un enorme escenario de música, al igual que otro de muerte; podemos ser creadores de infinitos placeres estéticos, así como de funestos y fatales escenarios.
En esto los griegos también mostraron su sabiduría: crearon la Caja de Pandora. Zeus con la idea de vengarse de Prometeo porque éste le había robado el fuego, le presentó a Epimeteo a una mujer llamada Pandora. Y como regalo de bodas les dio una tinaja. Y les instruyó que no la abrieran por ningún motivo. Pero Pandora, mujer muy curiosa terminó abriéndola y de allí salieron todos los males del mundo; solo que, en fondo de la misma, quedaba Elpis, el espíritu de la esperanza. De allí que se diga que la esperanza es lo último que se pierde.
Y aquí me ubico yo. Lo he dicho muchas veces, soy un ser de esperanzas. Pese a todas las adversidades por las que estemos pasando, pese a todos los pronósticos fatales que nos envuelven, yo creo que hoy más que nunca envueltos en el ropaje de la esperanza, debemos ser muy prudentes, no solo en lo que hacemos, sino en lo que pensamos y en lo que decimos. Me parece que debemos aprender a resolver nuestros conflictos sin agresiones ni insultos. Bien decía Confucio que la prudencia no es otra cosa que el arte de obrar bien en cada caso. Para el efecto, es menester conocer con la mayor precisión posible lo que acontece, realizar una reflexión ponderada y actuar de manera justa y solidaria. Estoy convencido de que la prudencia es, de alguna manera, el marco amplio de nuestra conducta.
Frente a los acontecimientos que se presentan en esta ciudad, en este territorio, en este país, en esta América Latina, creo que lo mejor es actuar con prudencia y máxima serenidad; debemos prever las consecuencias de nuestras conductas. La inteligencia que poseemos es una especie de periscopio cuya facultad es la de pararse en la historia y otear el pasado y avizorar el porvenir. Por eso, bien podemos ser capaces de prevenir, precaver y proveer. Los romanos hablaban de la providencia, de donde se deriva la palabra prudencia, lo que significa ver previamente y adelantarse a los acontecimientos; para decirlo con otras palabras, debemos siempre medir las consecuencias antes de dar un paso adelante.
Alguna vez cité en este espacio a Eduardo Galeano. En esos ires y venires de este pensador, le aprendí que “somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.” Y yo quisiera pensar que es una muy clara invitación a la solidaridad. Hoy más que nunca debemos ser solidarios, lo que implica cuidarnos (verbo reflexivo): yo te cuido, tú me cuidas. No nos dejemos solos: no te dejo solo, tú no me dejas solo. Todos somos responsables de todos. Todos somos profes; todos aprendemos de todos.
Quiero que la esperanza y la prudencia no sean fantasmas que recorran las calles. Deseo que nos cuidemos, nos abracemos y nos digamos ¡aquí estoy! Solo eso.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015