El amor en el frenesí de poseer parece haberse convertido en un objeto de consumo, de usar y tirar.
A algunos les da miedo aferrarse a una persona, pero la realidad es que a ellos y a otros les da mucho más miedo soltarla.
Dar el paso de dejar una relación sigue siendo complejo por mucho que pensemos que al otro lado nos puede esperar alguien más.
Cuesta asumir que una relación ha cumplido ya su función en nuestras vidas y que hay que abrirse a algo nuevo.
Hay que aceptar que la vida, las relaciones y los sentimientos se cuidan poco, son flexibles, evolucionan y cambian.
Aceptar que cambia la forma en que nos quieren y queremos, y que una cosa es querer y otra muy distinta es amar.
La ruptura de una relación llega cuando te das cuenta de que ya nada es lo que era, por lo común en medio de la rutina.
La clave está en decidir con calma, amor y perdón, no con odios, juicios o culpas. Solo así se cierra bien un ciclo.
@gonzalogallog