Gonzalo Gallo


La vida del genial músico Louis Armstrong es un buen ejemplo de cómo se puede superar la adversidad.
Nació en una familia muy pobre en un barrio bajo y complicado de Nueva Orleans. Sus padres se separaron, se fueron, y la abuela lo crio lavando ropa.
El ambiente no era el más propicio, pero recibió una educación rica en valores y, como él mismo dijo “Sin envidia ni resentimientos”.
Siendo todavía un niño fue internado en un reformatorio por disparar al aire durante una Nochevieja.
Allí, con la ayuda del profesor Peter Davis, aprendió a tocar corneta y trompeta. Eso le cambió la vida.
Al salir trabajó como vendedor de carbón, repartidor de leche y estibador de barcos.
También tocaba en locales nocturnos de la ciudad y, paso a paso, se convirtió en una figura legendaria del jazz. De origen bien humilde, alcanzó la fama y fue amado gracias a su buen carácter y a un talento prodigioso.
@gonzalogallog
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