Gonzalo Gallo


Todos en distintos momentos afrontamos serias pruebas y nos topamos con un duende llamado dolor.
De pronto, sin avizorarlo, estamos presos en un oscuro laberinto, con el corazón roto y la fe vacilante.
No entendemos porqué, estamos atribulados y nos preguntamos: ¿por qué esta pena si soy un ser bueno?
No hay respuestas y entonces necesitamos mirar al lado y ver que lo mismo sufren o han sufrido millones.
El ejemplo más claro es el de dos seres tan puros y amorosos ante una cruz, como Jeshua y su amada madre María.
La verdad es que antes de encarnar elegimos arduos aprendizajes para poder practicar las lecciones del amor.
Solo se practica perdón si hay agravios, desapego si hay pérdidas, resiliencia ante los golpes, y aceptación ante lo que se ve como inaceptable.
No hay injusticias, y siempre salimos avante apoyados en el amor, afianzando la fe, unidos a los que nos aman, y con una serena paciencia.
@gonzalogallog
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