Gonzalo Gallo


Hace 53 años que la canción Yo no olvido el año viejo la hizo popular el cantante mejicano Tony Camargo.
Pero esta melodía, tan pegajosa con su letra y ritmo, es del buen compositor colombiano Crescencio Salcedo.
Nació en Palomino (Bolívar) y nos regaló muchas canciones lindas como La múcura, La piña madura, Se va el caimán y Mi cafetal.
Era un ser humilde que afirmaba “yo no compongo nada, lo único que hago es recoger motivos y melodías de lo que existe con perfección”.
No le daba importancia al dinero y las disqueras se aprovecharon de eso sin que él percibiera lo justo. Otros se atribuyeron sus canciones.
Sabía fabricar flautas de caña y las vendía en la calle mientras las tocaba con gran maestría. Un buen ser.
Así lo vi una vez en Medellín con ropa sencilla y descalzo. En esa ciudad trascendió en 1973. Su música sigue vigente.
Los regalos de antes eran simples: una chiva, una burra negra, una yegua blanca y una buena suegra.
@gonzalogallog
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