Gonzalo Gallo


Sabina era una joven impetuosa, de carácter fuerte y muy amiga de juzgar a la ligera a los demás.
En distintas ocasiones sus juicios, exentos de compasión, habían abierto profundas heridas en el corazón de sus seres amados.
No obstante, continuaba con sus palabras duras y ofensivas, sus suposiciones y sus severos juicios.
Un día estaba en un semáforo esperando la señal verde y, de pronto, un auto le dio un tremendo golpe al suyo por detrás.
Se levantó llena de furia pensando: “Qué persona tan bruta, es un animal y se lo voy a gritar en la cara”.
Al llegar al lado del conductor vio la cabeza de una mujer apoyada sobre el volante y eso le dio más rabia y se dijo:
“Esta estúpida no me va a engañar ocultándose y de seguro presentando enseguida excusas tontas”.
Llegó alguien, levantó la cabeza de la mujer y allí vio cubierta de sangre y muerta a una prima. Había muerto antes del choque.
Ama y no juzgues.
@gonzalogallog
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