Gonzalo Gallo


En China un tallista de madera llamado Ching acabó de terminar una bella estatua de Buda, y todo el que la veía se maravillaba.
Cuando el Duque de Lu lo vio, le preguntó: “¿Qué clase de genio es el tuyo que eres capaz de hacer algo así?”. Y el tallista respondió:
- ”Señor, no soy más que un simple instrumento divino, no un genio. Pero le diré lo que hago antes de tallar una estatua.
Paso antes tres días meditando para tranquilizar mi mente y luego ya no pienso en recompensas ni en emolumentos.
Cuando he meditado durante cinco días, ya no me preocupan los elogios ni las críticas, la destreza ni la torpeza.
Cuando he meditado durante siete días, de pronto me olvido de mi cuerpo y hasta de mi propio yo, sin conciencia de cuanto me rodea.
No queda más que mi pericia. Entonces voy al bosque y examino cada árbol hasta que encuentro el mejor.
Uno en el que veo en toda su perfección la imagen que surgirá. Luego, mis manos empiezan a trabajar.
Como he dejado mi yo a un lado, mi esencia se encuentra serena y puedo tallar bien la obra que realizo como servidor de Dios”.
@gonzalogallog
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