Flavio Restrepo Gómez


Crocs Inc. es una fábrica de calzados fundada por el empresario George Boedecker Jr., Scott Seamans, Lyndon Hanson, para producir y distribuir un diseño de sueco adquirido de la empresa canadiense Foam Creations, fundada en el 2002, con ingresos de US$1.198 millones anuales.
Esto no tendría nada de particular, si no hubiera sido puesto al aire como tema central de un supuesto debate con unos aspirantes a candidato, de un partido llamado CD, por un “payaso” poco gracioso que fungió de periodista, haciendo una alegoría a la estupidez humana, con lo que él llamó “el quiz uribista”, hecho a partir de varias preguntas que han surgido en la sala de redacción de La FM. Eso se llama quiz arribista. Todo candidato que esté en el uribismo tiene que aprobarlo. ¿Y ese quiz se hizo con la participación, de Ricardo Henao, Karl Troller, Andrés Nieto, toda la sala de redacción de La FM? Los que le respondieron esa payasada, no lo hicieron mejor.
Fueron respondiendo con tanta estupidez, como la de las preguntas. ¿Cuántos pares de Crocs tiene el presidente Uribe? (como si no supiera que ya no es presidente), ¿Cuál es el color preferido en los Crocs por el presidente? ¿Cuánto calza el presidente Uribe?
El ejercicio de la política, arte noble con el que se gobierna a los pueblos, ha degenerado progresivamente a una actividad pública de mala reputación y peor concepto. Para ejercerla no es necesario, ni hay que cumplir con requisitos mínimos que debían serle inherentes y obligatorios, entre ellos: honestidad, transparencia, preparación, decencia y seriedad.
Hoy vemos grupos de personas reunidas alrededor de un “jefe” hipócrita, que funge de demócrata, cuando en verdad es un “tirano”, como lo demostró en sus 2 cuatrienios como presidente y ahora lo corrobora en su “rebajón” al Senado, donde mantiene una inmunidad que le da garantías, cree él, de impunidad. Alguien que no disimula sus actos, que para poder recorrer los caminos de herradura y el lodazal de su ejercicio político necesita protegerse los pies con algo que los aíslen bien de tanta podredumbre. Pue bien, como ya no le sirven las alpargatas, para eso están los Crocs.
Para hacer parte de ese club, el de las zapatillas ordinarias, hay muchas condiciones. Las impuso el que manda: No pensar por cuenta propia, ser obediente hasta la humillación, hablar el mayor número de tonterías posibles en el menor tiempo posible, hacer un ritual de sumisión al ídolo de barro que convirtieron en un “dios”, en ese templo que se ha levantado como un monumento a la idiocia colectiva.
Que un grupo de candidatos de ese “club” sean llevados a un debate para que el televidente conozca su pensamiento, que no puede distanciarse de lo que ordene el que manda, retrata claramente la basura ideológica de los entrevistados y la estupidez sin par del entrevistador.
Los primeros, simples títeres manipulables, casi tontos, el segundo una elocuente representación de lo que es la deficiente formación, el bajísimo nivel cultural que lo acompañan, la absoluta capitulación a los principios elementales que debe tener quien se dice periodista, pero que carece de formación personal e intelectual para serlo, haciendo quedar mal no solo a la profesión, sino a tanto periodista honesto, decente y bien preparado que tenemos en Colombia, incomprable, sin precio.
Finalmente, después de una no clara eliminación de esos actores, del talante de los de ese canal en “Protagonistas de Novelas”, fue escogido Iván Duque. Su hoja de vida, la que él publica como propaganda, muestra el perfil de un hombre muy preparado, con más títulos que un equipo de balompié. Y eso no está mal. Lo que hay que ver con cuidado es qué ha hecho y quién es en realidad. Dice que es fanático y seguidor de su padre, el político antioqueño Iván Duque Escobar. Estamos hablando del mismo hombre que murió con honores, pero que pasó impunemente en el registro de la historia como el ministro que hizo caso omiso de las múltiples llamadas de auxilio en las que les pedían su intervención cuando el preanunciado desastre de Armero. No los escuchó, no tomó determinaciones, no les dio importancia. No podía evitar la avalancha, pero pudo evitar que cobrara 30.000 vidas. Pero en Colombia los juicios políticos no se le hacen a casi nadie.
Ahora, su hijo aventajado, el que dijo Uribe, viene a decirnos que tiene las soluciones para el país. No será cierto, pero con ese cuento embolatarán a muchos incautos y serán muchos los que lo apoyarán, antes de que Marta Lucía Ramírez se le una y le entregue los rediles del Partido Conservador, que en eso es experta. Esperemos que no sea ahora una avalancha de basura política, actuada al mejor estilo de la Grisales “En cuerpo ajeno”, la que continúe devastándonos como nación, como una marioneta del expresidente Uribe.
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